Fuego en la sangre, lengua venenosa

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Luna se sorprendió al ver las expresiones de sus amigas: pensó que estarían felices con la fotografía adjunta a la carta de Neville a Hannah, pero no.

Al principio, supuso que sus expresiones de desconcierto eran por el vendaje en la muñeca de Neville, pero siguiendo sus ojos, se trataba más de la pelirroja que posaba con ellos. Las expresiones de Hermione y Hannah eran difíciles de interpretar, pero Luna conocía muy bien los gestos de Ginny: estaba celosa, y si su raciocinio era el correcto, Hannah y Hermione también lo estaban. En la pelirroja no era tan extraño: tenía fuego en la sangre como toda su parentela, pero no se podía decir lo mismo de las otras dos, que ella supiera.

- ¿Quién es ella? – Hannah fue la primera en preguntar, claramente molesta.

-Podría ser Berenice o Mila. Esos son los nombres que Harry había mencionado- contestó Ginny en el mismo tono.

-Ella es Mila: su abrigo es de Durmstrang- "No hay nada más agudo que el ojo de una mujer celosa", pensó Luna sorprendida, pues dicho abrigo apenas y se podía apreciar bien por el ángulo: hasta la más severa de su grupo estaba siendo víctima del monstruo de los ojos verdes.

Sí, Mila era bonita, casi demasiado bonita como para no ser modelo en lugar de auror, pero, aun así, no entendía sus sentimientos, en especial por parte de Hermione y Hannah, pues ellas no se parecían en nada a la mujer de la fotografía: al menos Ginny podía preocuparse, pues era bien sabido que a los Potter les gustaban las pelirrojas, pero incluso así le parecía exagerado inquietarse por una fotografía grupal. No lo entendía... y francamente estaba bien sin conocer ese sentimiento hacia una completa extraña. Luna conocía a sus amigos: no tenían por qué estar tan molestas, pues nunca las traicionarían así, menos después de todo lo que vivieron juntos en la guerra, y dudaba que algo pudiera separarlos después de eso. Era a la vez una bendición y una maldición, haber lidiado juntos con algo tan cruel...

-No te preocupes: si alguno de ellos estuviera teniendo algo con ella, no la mostrarían- dijo Parvati fingiendo desinterés (a pesar de estar escuchando a escondidas), antes de preguntar-. ¿No se supone que debemos estar sentados en la mesa de nuestra casa, prefecta? - le preguntó maliciosamente a Hermione, claramente molesta por la presencia de Luna y Hannah, aunque más por la primera-. ¿Llamo a Padma?

-Ya me iba a ir- cortó Luna antes de que alguna de sus amigas Gryffindor empezara riña por defenderla: no valía la pena-. Los chicos las adoran: no vale la pena que se enemisten con una desconocida quien podría ser su amiga. Irá con ellos a misiones peligrosas, así que les conviene que sean amigos entre ellos- no pudieron más que asentir por la verdad en sus palabras, y de todas, a Hermione fue a quien más duro le pegaron: ya no los acompañaría ella, sino que la tarea de cuidar de sus chicos, de su hermano y su amado, caería en otras manos. No era que no lo hubiera pensado antes, pues era lógico, pero de todos modos aún le dolía. ¿Estaba lamentando no convertirse en auror con ellos? En absoluto, pero se lamentaba de eso específicamente: si por ella fuera, siempre los protegería de todo mal...

-Voy contigo, Luna: no era mi intención molestar a la tigresa. Hasta luego, chicas- Hannah se despidió, no sin mirar mal a Parvati por su comentario grosero. La morena solo rodó los ojos, pero no respondió, dejando que las rubias partieran a sus respectivas casas sin discutir-. ¿Cómo lo haces? - preguntó Abbott antes de separarse, extrañándola.

- ¿Cómo hago qué?

-Pareces ajena a los sentimientos de ira- Luna casi rio por las palabras usadas, pero con los años había aprendido a moderar su carácter risueño un poco en momentos serios-. No parecías entender el porqué de nuestros celos, cuando la chica era claramente más bella que yo, por ejemplo. ¿Has sentido celos? - "Hacía ti", pensó Luna, sabiendo por instinto que no era buena idea expresarlo: en contra de la creencia popular, ella sí que tenía un filtro para sus pensamientos, uno muy inespecífico y que dejaba a pasar muchas de sus ideas más bizarras sin tapujos, pero existente a final de cuentas. No diría eso, nunca.

19 años despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora