Obviando lo evidente

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-Es precioso, Katie, ¡Tan pequeñito! – dijo Alicia emocionada, con el pequeño Oliver en brazos. Ella rió al ver a su amiga tan emocionada, ¿Y cómo no estar de acuerdo con ella? Aquel bebe era tan frágilmente hermoso, pequeño y vulnerable. Pero era fuerte, pues pese a las complicaciones, había llevado todo con bien y rápidamente-. ¿Y Wood? ¿Dónde está tu papi, Oli? – Alicia vio a Angelina toser incómodamente, mientras que Katie entornaba los ojos-. ¿Dije algo malo?

-No, Alicia. Wood no ha de tardar en llegar, no le gusta pasar mucho tiempo sin ver a Oli. Viene todos los días...-respondió con simpleza, tratando de sonar tranquila.

-... ¿No vive aquí? Creí que estaban casados- Angie amaba a Alicia, pero parecía ser experta en crear situaciones incómodas.

-Es complicado. Por ahora, es el padre de mi hijo. Nada más...

-Haces bien, Katie. Me refiero, es triste, pero de algún modo Wood debía aprender que hay prioridades, y no hay excusas válidas para desplazarlas. Aunque también considera que él te ama, y mucho- comentó Angelina con cautela, pues era amiga de ambos. Apoyaba a Katie, pero sentía pena por Oliver, quien no había actuado con malas intenciones.

-Sí, él es la prioridad. Yo ya pasé a un segundo plano, en el cual me siento más feliz. Necesito a alguien que esté conmigo, con nosotros...

-Wood siempre ha estado contigo...-dijo Spinnet mientras le entregaba al pequeño.

-Cambiemos de tema- cortó Katie sin ser grosera, mientras se acomodaba para poder alimentar al bebito. Ambas asintieron sin más, después de todo, ellas eran amigas de la pareja, pero entre chicas debían apoyarse, en especial cuando evidente que Bell tenía un punto.

- ¡Ay, no saben lo pesado que ha estado el flujo de gente estos meses! ¿En qué estaba pensando cuando decidí trabajar en las fronteras? ¡Van y vienen todos los días! Y se siente terrible tener que negarles el paso a algunos, ¡Más ahora!

-Me imagino- comentó Angelina, compadeciéndose.

Si bien uno pensaría que para un mago viajar por el mundo era cuestión de un hechizo, la verdad era un poco más complicado que eso.

Legalmente, había ciertas reglas a la hora de viajar, en especial si se trataba de establecerse o evacuar. Podías meterte en serios problemas por hacerlo "a escondidas", en especial con tantos prófugos de la justicia usando ese medio en la actualidad. Era mejor no tentar la suerte y jugar siguiendo las reglas, por más tardado que fuese.

-Yo extraño los entrenamientos, me siento tan extraña estando tan quieta- se quejó Bell en un suspiro, haciendo reír a ambas muchachas.

En condiciones normales, Katie estaría haciendo cualquier cosa antes de estar sentada hablando con ellas: normalmente conversaba mientras jugaba o daba vueltas en círculos, o hacía algo con sus manos. Pero Oliver II tenía hambre, y ella debía alimentarlo...

-La tienda que se abrió para los muggles es un rotundo éxito, y con suerte pronto será viable volver a abrir el Callejón. Estoy tan feliz por George...-comentó Angelina emocionada. Kate la miró con ternura, se veía a leguas que ella lo quería.

- ¡Ay, George! Hace tiempo que no hablamos. Pasaré algún día, quizás pueda conseguir filtro de amor...-las dos miraron incrédulas a Alicia, quien solo rio.

- ¿Tan así está tu situación? - preguntó Angelina burlescamente, haciéndola hacer un gesto infantil.

- ¡No me presumas que puedes montarte a George todos los días! Con tanto trabajo, tanta guerra, lo más cercano al placer que he vivido es comer el postre...-Katie se partió de risa, mientras Angelina se sonrojaba terriblemente.

19 años despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora