1999

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Pansy despertó con un punzante dolor de cabeza fastidiándola, la luz del cuarto extraño atarantándola aún más que los ronquidos de Hestia al dormitar, tan tranquila a pocos metros de ella. "Estoy...en el cuarto de Bulstrode", razonó con lentitud, tanteando con la mano en busca de una segunda almohada para cubrir su rostro. Sin querer, le pegó un manotazo a alguien.

- ¡Pansy! ¿Qué te hice o qué?

-Lo siento, Daph.

-Cállate...-chitó. La castaña la notó tan cansada que no le reclamó. Igual, ella también quería que el mundo guardase silencio...

- ¡Así las quería agarrar, perras! - las dos se quejaron al escuchar la voz de Millicent, dueña del cuarto y de la cama donde dormían. Parecía molesta-. ¿Por qué, de todos los lugares, tuvieron que aparecer borrachas en mi casa? ¡Y levántense también, gemelas! Me van a ayudar a reemplazar la cortina que rompieron...

-...Eres bruja, ¿lo sabes? - el tono de Daphne era cínico, pero de las 4, fue la única que dio cara.

- ¡No se trata de si puedo o no arreglarla! ¡Hasta un estúpido elfo puede arreglar cosas! ¡Es que tomen responsabilidad! ¿Qué hubiera hecho de haber estado mis padres en casa cuando se aparecieron tambaleando? ¡Tuve que sanar desparticiones!

- ¿Mi cabello está bien? – preguntó Flora, despertando de golpe, en busca de un espejo. Tanto Millicent como Daphne rodaron los ojos.

-Sí, Flora, tu cabello está igual de largo. Tampoco perdiste ninguna extremidad, por si tenías el pendiente...

-...Tu aceptaste ser la que se quedaría sobria para cuidarnos, idiota. ¡Tú culpa! - le reclamó Pansy a la vez que chasqueaba los dedos a un elfo para que le trajera agua.

- ¡Acepte eso, no a recibirlas en casa! ¡Me quitaron mi cama!

- ¡No es nuestra culpa que no quepas!

- ¡Pansy! - regañó Daphne, sabiendo que se estaba acercando a la ofensa. Era muy temprano para empezar pleitos-. Discúlpanos, Millicent. Solo danos la chance de quitarnos la resaca, y te prometo que todas ayudamos a arreglar lo que sea que hayamos roto...

- ¡No hables por mí, rubia! A mí no me bajan al nivel de esas cosas- comentó Pansy con desdén. Incluso Daphne sintió algo de pena ajena por los elfos en el cuarto, quienes les llevaban el desayuno por órdenes de su ama con diligencia. Ella no era amiga o defensora de las criaturas, pero incluso así se ahorraba las groserías innecesarias. "Lo poco que ha influido Tori en mí...", pensó, recordando lo molesta que se encontraba con ella en esos momentos. Odiaba sentir que estaban peleadas, en especial por lo mediadora que era su hermana todo el tiempo. Si estaban peleadas, no era cualquier cosa.

- ¿Estás bien, Daph? - preguntó Flora con dulzura, abrazándola. Daphne se removió, incómoda.

-Sí, Flo, preocúpate por tu hermana. No creo que sea normal roncar así- se soltó con suavidad para no ofenderla, apuntando a la gemela dormida. Las 4 rieron, un poco menos irritables conforme el agua y la comida hacían resultado en su trasnochado sistema. Pansy parecía especialmente arrepentida por sus crueles palabras, pues trató con mayor tacto a su anfitriona y se encargó de sus cosas sin pedir asistencia alguna. "Algo quiere...", pensó Daphne, pero decidió darle el beneficio de la duda. Quizás no era el caso...

-Necesito que me den asilo en una de sus casas- ...pero claro que lo fue. Pero uno siempre podía soñar, ¿verdad?

-...Yo no puedo...- se apuró a decir Daphne sin siquiera voltear a verla. Estaba buscando su varita entre el desmadre de mantas en el que Millicent las había arropado. Conociéndola, Daphne sabía que había hecho una mueca.

19 años despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora