Hasta pronto (Parte 1)

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Querida señorita Granger.

En primer lugar, quiero darle las gracias por ponerse en contacto conmigo respecto al estado actual de sus padres. Agradezco la confianza, y hablo desde el corazón mientras prometo mi pleno apoyo para en cualquier decisión que considere sensata tomar, incluyendo la posibilidad de aplazar un poco su reingreso a la institución

.

Las puertas de Hogwarts siempre estarán abiertas para usted, y si necesita tomarse unos días libres para cuidar de su familia, hágalo. Estoy segura de que no tendrá problemas para ponerse al día con sus clases, siendo tan brillante como es.

Espero que todo salga bien para usted y su familia. Reitero mi entera disposición para ayudarle en lo que sea, así que no dude en escribirme de nuevo si es necesario.

Atentamente,

Minerva McGonagall




Hermione sonrió al leer la carta de su profesora favorita, que, aunque algo tarde debido a la poca concentración de Pigwidgeon al volar de regreso (no que ella fuera a regañarlo, era demasiado adorable para hacerlo), había llegado.

Con la entrada al colegio a solo un día de distancia, ella de verdad se preguntaba si tomar la oferta de McGonagall o no, después de todo, su mamá ya había recuperado la consciencia, sí, pero aún faltaba su padre de hacerlo, además de que se sentía culpable por querer irse tan pronto, a apenas unos días de tenerla devuelta.

"Necesitas ordenar mejor tus prioridades", podía recordar a Ron decirle en su primer grado, y aunque en el momento le pareció molesto viniendo de un "desobligado" como él (así lo percibía en ese entonces), ahora comprendía la verdad en ese sencillo consejo: era mejor tener un pájaro en mano que cientos volando, era lógico, y había veces en que uno debía elegir sabiamente qué era importante preservar.

Si bien sabía que su madre jamás le echaría en cara decidir volver a Hogwarts cuanto antes, no quería dejarla pensando que había elegido la magia por sobre ellos, no más. Si algo había aprendido en esos años con los Weasley es que priorizar a la familia siempre daba buenos resultados, y sería tonto de su parte ignorar esa lección por unos días de clase que podía reponer en horas...

-Le decía a Ron que parece preferirlo a él...-se quejó Hermione al ver a su hermano dormir tranquilamente en brazos de su madre-...a cualquiera, menos a mí...

-Los niños son sensibles a las emociones de adultos, mi niña. De seguro sentía tu estrés...- contestó Jean con simpleza. Hermione la miró suspicaz.

-... Pues no sé qué tanto pueda "percibir" con un 1 año, pero bueno- comentó, sonándole aquello como una falacia de explicación fantasiosa, cosa curiosa, pues su mamá era la muggle de ciencias y ella la bruja...que trataba de usar ciencia en la magia-. Supongo que recordaron un poco que siempre les pedí un hermano...-pensó, ablandando su voz. Su mamá se encogió de hombros.

-No sabría decirte. Digo, nos borraste la memoria, no el sentido común: no era prudente tener un hijo a nuestra edad, y es un milagro que esté sano...pero, a la vez, no nos sentíamos tan...vacíos. Te puedo jurar que sentíamos que algo faltaba en nuestras vidas, pero no sabíamos porque...-ya con eso, Hermione no tardó en unir los puntos.

19 años despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora