Capítulo 20

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Temprano por la mañana, en la recepción, Perrie se encontraba hablando por teléfono. Su voz sonaba preocupada, así como se podía ver en su expresión.

— No, doña Norma, no ha llegado todavía. No, ni ha llamado. —La rubia jugueteaba con un papel mirando atentamente la entrada. —Tranquila, que yo estoy pendiente de eso, y como dijo el cantante: "Entre más oscurece es porque va a amanecer", doña Norma. Sí, señora. Bueno. —Y terminó la llamada con la madre de Jade, que se encontraba igual de preocupada.

— Buenos días, Perrie. —Liam dijo mientras se dirigía al ascensor.

— Buenos días, doctor. Doctor, que pena, mire. —La rubia dijo aprovechando la oportunidad de tener a Liam frente a ella.

— Cuéntame. —El castaño se acercó a la recepción.

— ¿Usted sabe en dónde está Jade? —Perrie lo miró con algo de nerviosismo.

— Yo no, ¿por qué?

— Es que están llamando de su casa, están muy preocupados. —Perrie estaba esperanzada a que él supiera algo de Jade.

— No sé en dónde está, Perrie. —Liam se giró y volvió hacia el ascensor.

— Doctor, es que, mire, que pena, es que anoche usted salió con ella...

— Perrie, no sé en dónde está. —Liam cortó entrando al ascensor e indicando su piso.

A los pocos segundos de que se cerraron las puertas, Perrie se giró al escuchar pasos entaconados que iban presurosos. Era Jade que iba vestida con la misma ropa del día anterior, su cabello lucia húmedo y traía una tablilla de pastillas en sus manos.

— Linda la hora de aparecer ¿no? —Perrie dijo cuando la tuvo lo suficientemente cerca. —¿Qué te estás tomando?

— ¡Ay, son las de adelgazar! y sal de ahí, hazme el favor. —La semirubia dijo con molestia acercándose a su puesto de trabajo. —No me molestes.

— Tranquila que ya no te voy a molestar más, con lo que te van a hacer en tu casa es suficiente. —La ojiazul hablaba con toda la calma posible mirando sus uñas. —Te van a asesinar y te van a quitar al niño. Doña Norma no ha hecho más que llamar.

— ¿Cómo así? ¿Llamaste a mi casa? —Jade la miró con molestia mientras tomaba el teléfono y comenzaba a marcar los números.

— Buenos días. —Niall saludó brevemente, mirando con cierto desdén a las mujeres en la recepción.

— Óyeme, niña, ¿es qué no tienes más ropa o qué? —El rubio dijo con burla viendo a Jade. —Viniste con la misma de ayer.

— Imagínate que sí. —Jade dijo colgando el teléfono. —No me quedó tiempo de ir a mi casa a cambiarme, porque es que me la pasé toda la noche por fuera.

— Me imagino. —Niall la miró de arriba a abajo y entró al ascensor.

— Ya veo. —Perrie dijo en un tono triste. —Es que no eres la única que llegó repitiendo ropa, el doctor Liam también.

— Mira, Perrie ¡Ninguna palabra de esto! ¡No quiero escuchar ningún comentario en Tomder! —Jade de nuevo estaba molesta. —No te dirijo la palabra si hablas algo de esto.

Perrie solo pudo asentir mientras evitaba mirarla para mantener sus lágrimas dentro de sus ojos. Apretó sus manos en puños y se dio la vuelta para salir a lado de Sandy para despejarse un poco.

[...]

— ¿Pero por qué no eres capaz de llegar temprano, hombre? —Louis regañaba a su mejor amigo. —Te pedí el favor como tu jefe- —El ojiazul detuvo sus palabras al acercarse un poco a Liam y olerlo de más cerca. —Tú- ¿a qué hueles? Hueles muy raro. ¿Dormiste en la parte de atrás de un taxi o qué? Es que ni siquiera te cambiaste la ropa, no seas degenerado. Tienes un tufo espantoso, ¿dónde estabas? ¿Con quién estabas? —Liam lo miró sonriendo e hizo la mímica de contestar un teléfono.

"Yo Soy Harry, El Feo"  L.S A.U Donde viven las historias. Descúbrelo ahora