Capítulo 36

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— Doctor, tiene una llamada de Panamá, dice que es urgente. —Mitch informó a su jefe que iba a entrar a la oficina.

— ¿De Panamá? —Frunció el ceño luciendo preocupado.

— Sí, de Panamá. ¿Le pasó la llamada?

— Sí, por favor. —Y nada más entrar el teléfono comenzó a sonar. —¿Aló? Sí, con él. ¿Con quién hablo? —Esperó unos segundos a la respuesta al otro lado de la línea. —Ah, señor Sadler ¿cómo le va? estaba esperando su llamada para saber cuándo llegan las telas a Londres. —Su rostro de volvió serio mientras más escuchaba. —¿Cómo así que tuvieron un problema? ¿En la aduana? ¿Cómo así que las telas están retenidas? —La mueca de preocupación regresó, combinándose con una de molestia. —¿Cómo así que el problema es de nacionalización? Mire, señor Sadler, usted habló de poner esas telas en Tomder, y eso incluye nacionalización y transporte, por eso se le pagó por adelantado, para mantener esos precios. —Su voz comenzaba a subir de volumen, convirtiéndose en un grito, mientras más hablaba. —¡No, no, no, señor! Usted no me puede salir con el cuento de que tuvieron problemas con la nacionalización ¡No, no y no! ¡Señor Sadler, usted me tiene que responder! —Y antes de pudiera escuchar la respuesta, terminó la llamada.

[...]

— Hola, mi amor, ¿te puedo saludar o sigues con la neura alborotada? —Samuel dijo entrando a la oficina de presidencia.

— No me hables, Samuel, no me hables ahorita. —Louis trataba de mantener la calma, pero su tono seguía siendo bastante serio. —De verdad, hoy me levanté con el pie izquierdo, hoy me encuentro bastante molesto. —Se levantó de la silla, lanzando a esta hacia atrás con el movimiento. —Es que mira, esta mañana bajé al garaje de mi casa y ¿sabes qué me encuentro? Estrellaron mi carro.

— ¿Cómo? —El pelinegro estaba bastante sorprendido con esa noticia.

— Sí, así como te lo estoy diciendo. Yo ayer lo dejé perfecto en el garaje y bajo esta mañana y ¡estrellado! —Louis sonaba bastante molesto e irritado. —Seguramente uno de esos vecinos estúpidos llegó borracho o quién sabe en qué estado y ¡pam! Le dio. Le dañó la bombilla, le dobló el capo y ahí, está hecho una mierda

— Bueno, mi amor, pero tranquilo, lo llevas al taller de la aseguradora y ya. —Samuel trataba de mantener la voz tranquila. —Yo sé que tu carro te importaba más que yo, que lo quieres más a él que a mí, pero bueno, el carro por lo menos tiene solución.

— Pero, mi amor, si yo te quiero más que a mi carro, claro que solo un poquito. —Louis ahora hablaba en un tono juguetón y coqueto.

— Tan romántico. —Samuel respondió en el mismo tono.

— Es para molestar. —Se acercó lentamente, tomando al pelinegro por la cintura.

— ¿Me vas a dar un beso o sigues indignado? —Sam se sostenía de los hombros de su novio, encantando de recibir sus labios sobre los suyos.

— Yo no estoy indignado contigo. —El castaño habló con suavidad, disfrutando del roce de sus labios. —¿Sabes con quién estoy profundamente indignado? Con mi secretario peliteñido de presidencia.

— Ay, mi amor. Anoche estabas muy exaltado, diciendo idioteces. —Con cariño, dejó un beso más y continuó hablando. —Yo sé que Niall es envidioso, ambicioso, que no tiene dinero, no tiene los pies la tierra y todo eso, pero de ahí a que tenga una alianza con Broddy, no lo creo. —Sonrió al recibir un picoteo. —Deja la paranoia, ellos no pueden tener un vínculo.

— Mhm, ¿quién te crees listillo? —Una risita burlona salió de la boca del castaño mientras se alejaba de su novio. —Samuel, por favor, todos sabemos que tú te encargaste de presentar a Broddy y Niall. No conforme con eso concertaste una cita entre ellos, y se fueron a cenar, y además siguieron saliendo, y no contentos con eso, se fueron de fiesta. No me lo puedes negar, porque a Liam Payne, al pobre Liam Payne le tocó verlo y me lo contó.

"Yo Soy Harry, El Feo"  L.S A.U Donde viven las historias. Descúbrelo ahora