Capítulo 55

130 12 4
                                    

— ¿Vio a alguien conocido, doctor? —Harry preguntó cuando el ojiverde lo llevó de regreso a la mesa a la mitad de una canción.

— Pues la verdad no, pero siento como si todo mundo me mirara. —La incomodidad estaba pintada en sus ojos. —Como si fuera amigo de ellos. Todo mundo me señala.

— Ay, tranquilo, doctor. Aquí no viene nadie de su gente. —El ojiverde dijo en un tono suave, rozando en la mesa su mano con la de su jefe.

— Sí, yo sé, Hazz. Lo que pasa es que estoy como paranoico después de la pelea con Samuel. —Louis, por su parte, alejó su mano del toque para tomar su bebida. —Estoy como nervioso.

— Doctor, si está muy intranquilo, nos vamos. —Lo menos que quería era que el castaño se sintiera mal en aquel momento.

— No, Hazz, ¿cómo vas a decir eso? —Se tomó todo el tragó y se armó de valor para volver a acercarse al menor. —Mira, aquí en este rinconcito estamos como protegidos, ¿no te parece? Además, ¿sabes algo? A mí me gustaría llevarte a un restaurante, un lugar lindo, donde pudiéramos bailar, donde te sientas cómodo y bien atendido por mí. ¿Me entiendes? Lo que pasa es que es peligroso.

— No se preocupe, doctor. Yo entiendo. —Su corazón se llenó de ternura, llenándose de comprensión hacia el mayor. —La verdad para mí, cualquier sitio es bello, siempre y cuando esté con usted. —Le dio una sonrisa, sintiendo sus mejillas enrojecer. —Este lugar siempre va a ser el recuerdo de una noche feliz. Doctor, usted me puede llevar a donde quiera y no me voy a sentir incomodo. Y lo más importante para mí es que usted esté tranquilo, que se sienta nada lo moleste, que nada lo ponga nervioso. Que estemos en paz.

— Oh... Hazz, eres tan especial. —Louis murmuró, cerrando los ojos en busca de poner la imagen de cierto modelo en su cabeza mientras volvía a besar al ojiverde.

Sin embargo, para su mala o buena suerte, la música del sitio paró, las luces se encendieron, quedando solo algunas apagadas. Se separaron, poniendo atención a la presentadora que había comenzado a hablar.

— Señoras y señores, muy buenas noches. —La mujer saludó a todo el público, recibiendo aplausos. —Sean bienvenidos todos a la hora romántica. A la hora del amor, aquí en su bar favorito. Y vamos a hacer un pequeño paréntesis en medio de la diversión para escoger a esa pareja que se diga a través de las canciones cuanto se quieren...

— ¿De qué se trata todo esto, Harry? ¿Qué es lo que está pasando? —El pánico comenzaba a inundar al castaño.

— No sé, doctor. Yo nunca había venido a este sitio. —Harry se alzó levemente de hombros, sintiéndose bastante desconcertado.

— ... entre ellos cuanto se aman, cantando una canción. —La mujer sonaba cada vez más emocionada. —Vamos a escoger una pareja.

— Harry, ¿sabes qué? Vamos a pagar la cuenta rápido, antes de que esa mujer venga y nos arruine la noche. —Buscó rápidamente a un mesero y lo llamó, buscando en sus bolsillos la billetera.

— Bueno, y entonces la pareja escogida esta noche es... es... es eta. —Y una luz azulina los iluminó a ellos dos. —Aplausos. Felicitaciones.

— Eh, lo que pasa es que nosotros pagamos la cuenta y ya nos vamos. Gracias. —Louis se levantó, haciéndole una seña al menor.

— Pero no se preocupe, caballero. Quien quita que se gane el premio y la cuenta le salga totalmente gratis. —La mujer pelinegra, con el cabello en un medio recogido, trató de convencerlos, recibiendo aplausos del público.

— Mire, nosotros ya nos vamos. No cantamos. —Insistió el ojiazul, colocando una de sus manos en la espalda baja del menor, indicando que comenzara a caminar. —No sabemos cantar.

"Yo Soy Harry, El Feo"  L.S A.U Donde viven las historias. Descúbrelo ahora