Capítulo 33

291 18 29
                                    

Harry se levantó de la cama tomando el papel donde había anotado la dirección que su jefe la había dado.

— ¿Para dónde vas a esta hora? —Anne lo cuestionó, ella se había mantenido con él durante todo la llamada.

— Don Louis está metido en un problema gravísimo y necesita que vaya por él. —Harry dijo mientras se sacaba la camiseta con estampado de cuadros y ositos.

— ¿Y en qué te vas a ir? —La pelinegra lo miró con el ceño fruncido.

— Pues en un taxi. —Pasó una de sus manos por sus rizos, tratando de acomodarlos de forma decente. —¿Por qué no me vas pidiendo el taxi mientras me cambio de ropa? —Harry hizo un leve puchero, entregándole el teléfono a su madre.

— Ay, no, Harry, ¿tú solo a esta hora en un taxi? Mejor dile a tu papá que te lleve. —Anne negó levemente, luciendo preocupada.

— Mamá, don Louis me dijo que no estaba presentable y que no quería que nadie lo viera. —Harry explicó, sacando una camiseta limpia de su armario.

— Ay, no, Harry, ¿tú crees que tu papá te va a dejar ir solo a estas horas en un taxi? Olvídalo, mijito. —Anne se cruzó de brazos, negando suavemente.

— Mamá, por favor, tienes que ayudarme. —El rizado hizo un pequeño puchero. —Yo soy el único que puede ayudar a don Louis y no puedo desampararlo.

— Pero mi vida. —La pelinegra de verdad lucía preocupada con la situación.

— No me va a pasar nada. —Harry se acercó hasta su madre y frotó con cariño uno de sus brazos. —Yo no voy a salir a la calle a conseguir un taxi, lo voy a llamar desde aquí. Y después voy a estar con don Louis, no me va a pasar nada.

— Harry, yo no sé-

— Mamá, ahora más que nunca don Louis me necesita y tengo que ir por él. —Habló decidido, regresando a buscar un par de pantalones para cambiarse.

— Ay, este muchacho. —Anne dejó salir un suspiro y salió de la habitación, dejando que su hijo se cambiara.

Realizó la llamada adecuada y regresó a su propia habitación, donde Des tenía un gesto malhumorado.

— ¿Qué quería ese tipo? —Preguntó en un tono gruñón Des.

— Nada, solo recordarle a Harry que le llevara unas cosas mañana. Ah, y que llegara temprano. —Anne se inventó la excusa con rapidez mientras se metía a la cama.

— Ya apaga la tele, no molestes tanto. —Desmond se giró, casi cubriendo su cara con las cobijas.

— Ay, no, Des, yo quiero ver otro ratito la televisión. —Anne formó un puchero, muy parecido al de su hijo, sabiendo que iba a funcionar con su esposo.

Por otro parte, Harry se apresuró a bajar las escaleras con el mayor silencio posible, abriendo la puerta de la casa de la misma forma pues no quería que su padre se fuera a dar cuenta. Antes de salir tomó sus llaves y por fin dejó su hogar.

Justo cuando terminaba de salir de su jardín, el taxi llegó, él hizo una señal para que el hombre no fuera a tocar la bocina y subió al automóvil, aun tratando de ser lo más silencioso posible, por si el sonido de la puerta siendo cerrada llegaba a ser demasiado fuerte.

— Buenas noches, señor. —Saludó con una pequeña y dulce sonrisa.

Le entregó la dirección al taxista y esperó en silencio mientras llegaban al destino, y luego de al menos 15 minutos, el hombre habló por fin.

— ¿Es por aquí? —Le preguntó, notando que la calle tenía poca iluminación.

— Sí, está es la calle, pero no veo nada, está muy oscuro. —El rizado miraba por las ventanas, tratando de ubicar alguna figura conocida. —Estacione por esos anuncios, por favor. —Señaló un gran letrero de una marca de perfume.

"Yo Soy Harry, El Feo"  L.S A.U Donde viven las historias. Descúbrelo ahora