Capítulo 46

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— Perfecto, Samuel perfecto. —Louis avanzaba junto a su prometido por los costados de la pasarela. —¿Tú quieres que seamos el show central esta noche? Pues lo vamos a ser, tranquilo.

— Ah, ¿sí? ¿Por qué no vas y te metes a los camerinos? —Desafió el pelinegro, deteniendo su caminar para enfrentar a su novio. —Te metes con los modelos y haces el show de siempre, así yo no me voy a sentir tan mal.

— ¿Entonces nos matamos? Eso es lo que quieres, ¿no Samuel? ¡Estás a punto de lograrlo! —Louis estaba dando todo de sí para mantenerse bajo control.

— Sí, ¿qué pretendías que pasara? Tú tienes una aventura en la empresa, en MI empresa...

— También es mi empresa. —Louis se defendió.

— Sí, claro que es tu empresa, pero te pido una cabeza y no me la has dado todavía. Tú no te vas a burlar de mí ¡eso no lo voy a permitir! —Samuel levantó la voz, haciendo que Louis terminara por estallar.

— ¡Yo no me estoy burlando de ti! ¡Y te voy a decir una cosa para que lo entiendas de una vez por todas!

— Louis. —La voz de Bleta se hizo presente, interrumpiendo la conversación. —Les quiero presentar al gerente del hotel. —Indicó al hombre algo mayor que la acompañaba, mientras veía a sus amigos poner falsas sonrisas en sus rostros.

— Samuel Fender. —Se presentó el pelinegro, ofreciendo un apretón de manos.

— Un gusto, ¿cómo están? —El hombre le devolvió el saludo con amabilidad.

— Si hay modelos él siempre está a gusto. —La ironía era evidente en la voz de Sam.

— Eso no fue divertido, Samuel. —Louis comentó con molestia.

— ¿No?

— No.

— ¿Y qué si lo fue? ¿Qué tú metieras un modelo en tu oficina y que Harry lo sacara y que toda la empresa se burlara de mí? ¿Eso si fue divertido?

— Eh, Sam, Samuel. —La rubia lo llamó, dándole un suave apretón a su hombro para pedir silenciosa que se calmara. —Nosotros vamos a la cabina de luces y sonido, con permiso.

— Sí, sí, vayan. —Louis les sonrió a los dos de la forma más educada que pudo, para después girarse a su prometido y mirarlo con bastante molestia, tanto que estaba haciendo que la vena en su cuello se marcara. —Escúchame una cosa, Samuel. Métetelo bien en la cabeza, ¡YO NO TUVE NADA CON ESE HOMBRE!

— ¿Nada? ¿y qué es nada para ti? —El pelinegro habló exasperado. —Que lo sedujiste, que estuviste una y otra noche con él y después lo dejaste, porque para ti el termino nada es tan relativo.

— Tú no tienes ninguna prueba de nada de lo que estás diciendo, de nada. Y si la tienes, entonces muéstramela, vamos, quiero verla. —Pese a no estar levantando la voz, era evidente que estaban a nada de explotar.

— No, es que no tengo ninguna prueba, porque si la tuviese esto ya habría llegado a su fin.

— Ah, es una amenaza.

— No, no es una amenaza, ¡es que me canse!

— ¡Cansado estoy yo!

— ¡¿Cansado de qué?! ¡¿De engañarme?! —Los ojitos azules de Samuel comenzaban a cristalizarse.

— ¡Samuel, por dios!

— ¡Louis, Samuel! —Bebe levantó la voz mientras se acercaba a ellos y los hacía callar. —Miren, yo no sé que es lo que está pasando entre ustedes, pero creo que es mejor que bajen la guardia. Esto a penas está comenzando. —Vio a los dos severidad. —Samuel, ¿por qué no te vas a cambiar? ¿Has visto qué hora es?

"Yo Soy Harry, El Feo"  L.S A.U Donde viven las historias. Descúbrelo ahora