Capítulo 8

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A la mañana siguiente Harry y Zayn seguían frente a la computadora, habían pasado toda la noche realizando el plan de negocios y haciendo correcciones. El morocho estaba a punto de caer dormido cuando Harry se dio cuenta de que ya era casi la hora de que se fuera al trabajo.

— Zayn, estás agotado, ya vete a acostar. —El morocho abrió los ojos que apenas había cerrado y asintió levemente, se levantó de su lugar para lanzarse a la cama de su amigo y acurrucarse en el suave colchón.

El rizado continuó haciendo los últimos toques al documento, entonces miró de reojo el reloj en su muñeca, primero fue un vistazo rápido, pero luego de caer en cuenta de los números en él regresó su mirada para asegurarse de que no estuviera delirando.

— ¡7:30! ¡maldita sea! —Se apresuró a guardar el archivo cuando de repente escuchó la voz de su padre a sus espaldas.

— Mijo, ¿no tienes que salir para la oficina? —Des iba poniéndose el sacó mientras hablaba. —¿Qué hace Zayn en tu cama? ¿Pasaste la noche con él? —Con el simple tono que había usado, el rizado sabía que su padre estaba malinterpretando todo.

— ¡Ay, papá! ¿Cómo se te ocurre?

— ¡Pero está acostado en TU cama!

— Sí, porque me estuvo ayudando toda la noche a hacer un trabajo, hace un ratito se quedó dormido. —Harry continuaba apresurado al tiempo que discutía levemente con Des.

— Sí, pero nadie se queda a dormir en la cama de mi hijo. —Con eso dicho, Desmond se acercó hasta la cama. — ¡Zayn! ¡Zayn! —El morocho siguió con los ojos cerrados, solo removiéndose ante los gritos.

— Desmond, deja al niño, míralo, pobrecito. —Anne había llegado justo a tiempo para detener a su marido de arruinarle el sueño al ojimiel.

— Bueno, voy a dejar esto imprimiendo mientras me baño. —El ojiverde anunció para después levantarse de su lugar frente a la computadora.

— Zayn, Zayn, levántate. —Des volvió a llamar al pobre muchacho.

— Niall, Niall Horan. —Extrañado el hombre lo dejo en paz luego de escucharlo decir aquello.

[...]

Más tarde en Tomder, un Louis bastante molesto daba vueltas por toda su oficina.

— 8:30 ¿qué se están creyendo en esta oficina? —Como para asegurarse de que no se estaba volviendo loco fue hasta la oficina del rizado. —Ni siquiera murcielaguito ha llegado.

Y afuera, un Harry muy apresurado bajaba del autobús mientras caminaba lo más rápido que sus piernas le permitían, en su torpeza con extremidades tan largas, terminó cayendo de bruces, haciendo que sus gafas se rompieran, los papeles se desacomodaran, su ropa se llenara de polvo y un horrible dolor en la rodilla derecha se hizo presente. Sin embargo, aún con todo aquello, se levantó del suelo, esperaba que su pantalón anaranjado no se viera tan mal y mucho menos su suéter marrón, pero poco importaba eso cuando ya iba tarde al trabajo.

Por si fuera poco, su suerte iba de mal en peor, en el vestíbulo había un grupo de modelos que se obligó a esquivar, por un momento deseo tener la vida de uno de ellos, siendo tan bonito como ellos, probablemente su vida sería más fácil.

— Buenos días. —Saludó Harry a Jade que ya estaba en su puesto.

— Buenos días, mira, esto es para don Louis. —Sonrió y se dio la vuelta para subir al ascensor, pero se terminó por encontrar con la persona menos indicada.

— Pero miren a quién tenemos aquí, a moscorrofio. ¿Qué pasó? ¿Y esas gafas donde las compraste? —Por inercia el ojiverde se llevó las manos a las gafas.

"Yo Soy Harry, El Feo"  L.S A.U Donde viven las historias. Descúbrelo ahora