Capítulo 25

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— ¡Bueno, muchachos, hagamos un brindis por el Cuartel de feos! —Jade ya estaba algo ebria y sonreía sin parar abrazando a Mitch y Carter que estaban en sus costados.

— ¡Salud! —Dijeron todos al unísono levantando sus copas una vez más.

— ¡Uy! ¡Uy, uy! —Carter exclamó al escuchar música de salsa sonando por los altavoces. —¡Esta me encanta! ¡Me encanta! —El moreno también ya estaba un poco pasado de copas y ahora se había levantado moviendo su cuerpo al ritmo de la música.

— ¡A mí también me fascina! —Jade se levantó igual que su amigo para ponerse a bailar.

— ¡Es buenísimo! —Mitch se unió a los otros dos, sacudiendo sus hombros con la música mientras se quitaba su saco blanco.

— ¿Y ustedes qué? —Jade se inclinó hacia el resto del grupo. —¿Se piensan quedar ahí sentados? Vengan y bailen con nosotros.

— Olvídate, mijita, y siéntense que todo el mundo los está mirando. —Tom regañó, él se sentía un poco mareado, pero aún no bebía el suficiente alcohol para ponerse a bailar.

— Ay, de eso se trata. —La semirubia volvió a hablar con una sonrisa brillante.

— ¿Cómo? Van a pensar que estamos aquí para conseguir a alguien, ¿cierto? —El castaño se dirigió al resto de sus amigos.

— Ay, es bueno que se vayan dando cuenta de una vez.

— No, Jade, aquí no vinimos a conseguir a nadie. —La mayor empezó a regañar. —Aquí vinimos a tomarnos una copita y nada más.

— Ay, Gali. —Mitch, Jade y Carter dijeron con un puchero.

— Ay, es que, si ustedes se quedan ahí sentados, a nosotros nos va a tocar reemplazarlos por unos buenos galanes. —Jade dijo volviendo se estar animada

— Ay, levántense, levántense, no sean amargados, vamos. —Mitch pidió mientras desabotonaba los dos primeros botones de su camisa negra.

— No, ¿qué diría mi gordito? Donde me vea bailando, va a pensar- —Tom tenía el semblante preocupado.

— ¡No! Deja a tu gordito allá tranquilo. Mejor levántate a bailar. —El pelinegro tomó la mano de su amigo jalándolo un poco para llevarlo a la pista de baile. —Tú también, Olivia. Levántate o te levanto.

— No, Mitch, no. —La pelirroja pidió tratando de evitar las manos del más alto que también tenía la intención de levantarla. —Hace muchos años que no bailo, ¿saben cuándo fue la última vez que yo bailé? Cuando me casé y me tocó bailar el vals con el sin vergüenza ese del Einar. Porque después, cada vez que salíamos a bailar, yo hacía así. —Olivia terminó por levantarse y bailar para demostrar de lo que decía. —Y el otro, a los dos minutos decía "Ay, no. Estoy muy cansado, esto no es para mí". ¿Qué tal? Desde los 30 años ya era un aburrido y cansado.

— Ay, no, que pereza. —Jade rodó los ojos, esperaba que ella no consiguiera una pareja como esa. —Gali, ¿y qué hay de ti?

— Ay, no, mijita. Esas son palabras mayores. —La mayor la miró con los ojos brillantes al recordar su juventud. —Mira, él era un gran bailarín. Todos tenían que mirarlo. Yo me enamoré de él en un baile. Bailaba el tango divino, era romántico, elegante, galante. Con decirte que cada que él me invitaba a bailar, eso era un honor. Yo me sentía como una reina. Pero eso hace años, a mí ya hasta se me olvidó bailar.

— Ah, no señora, eso sí que no, al esqueleto nunca se le olvida como bailar. —Jade se acercó hasta la cabello blanco y la ayudó a levantarse.

Ahora solo quedaba el rizado sentado, él sonreía viendo a sus amigos divertirse, al igual que Tom, ya se sentía un poco mareado después de varios tragos.

"Yo Soy Harry, El Feo"  L.S A.U Donde viven las historias. Descúbrelo ahora