sixth ;; ¡roomie!

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Kim SungMin...

El día había acabado, al menos, la parte de la emoción de la llegada. Ahora ya todos los estudiantes estaban dispersos, dirigiéndose a sus habitaciones para descansar del primer y más largo de todos los días, otros solo se habían quedado por ahí, la escuela tenía dicho que debían regresar a sus habitaciones después de las nueve, hora para la que faltaba un poco, así que no había problema.

Mi hermano, Park, HyoSung y yo, nos dirigíamos ahora hacia mi habitación. Al menos, tres de los presentes, osea, quienes ayudaban con la mudanza que había tenido que traer para acá. HyoSung, no tenía tanto, así que podía llevarlo ella, su mamá traería el resto en alguna visita que hiciera a la escuela o ella iría a buscarlo cuando se hiciera necesario.

Llegamos a la puerta de mi habitación, la número doscientos quince. Estaba en un gran número encima, escrito en negro, que resaltaba en la puerta blanca que está tenía. Miré a HyoSung, mi amiga, de quién me despedí, por la diferencia de cuartos que teníamos, aunque estuvieran uno al lado del otro. Ella se dio la vuelta y se fue.

Sin falta, el impaciente de Park JiMin, tenía que apurarme para que abriera la puerta. Sino, no fuera JiMin el que estaba detrás de mi, cargando algo del peso de mis maletas. Rodé los ojos. Solamente porque estaba cansada y quería quitarme los zapatos de una vez, obedecí la orden que me daba, por mi podría haberme demorado abriendo la puerta tanto como pudiera, solo para molestarlo.

Una vez abierta, ambos chicos entraron, para después dejarme entrar a mí. Cerré la puerta y dejé la llave en la pequeña mesita al lado de esta.

—¿Qué? ¡Las de las chicas son más espaciosas que las de los chicos! —JiMin se quejó observando la habitación y comparándola con la suya que, aparentemente era más chiquita que la que se me había asignado. Únicamente por esto, me reí un poco.— Con este espacio podríamos hacer fiestas pequeñas sin molestar.

Yo riendo entré a la habitación. No es como que fuera muy espaciosa, no como una casa real, pero debía admitir que era más grande de lo que yo me imaginaba y mucho más cómoda. Primero había un pequeño pasillo, que nos llevaba a una sala, donde había un sofá en el medio, un televisor y una pequeña mesa de centro. Sencilla pero igual se ve increíble.

Detrás, se aprecia una cocina, sin algo que la separe o la cubra, osea que está justo detrás de la sala, aunque no se ve desde el pasillo porque hay una pared entre ellos. Contaba con una meseta, que tenía varios utensilios importantes, supongo que todos los demás debíamos agregarlos nosotras. También tenía una barra, con varias sillas, que podía contar fácilmente como la mesa, porque no había otra.

Entonces a los costados, dos puertas que llevaban a las habitaciones correspondientes a cada una de las residentes en este cuarto. Las dos eran igual, ya las había revisado cuando llegué después de que se me otorgara el número con mi habitación. Solamente tenían una cama, con una mesita de noche al lado y una lámpara de noche sobre esta.

—Tienes razón, son más grandes. Tal vez en esta ala nos ahorraríamos los castigos por la música alta que ponemos para pasar tiempo entre amigos. —Mi hermano comentó esto mientras estiraba su espalda, al parecer por haber tenido que cargar mis maletas.

Claramente, le cambiaba el nombre a sus ruidosas fiestas. Cosa que no cambia, ni aunque sean solamente tres personas. Ahora mismo es capaz de poner música al dos mil de volumen y reventar la habitación, si no fuera, porque estoy yo en ella. Y después le preguntas y dice que no es nada comparado a una verdadera fiesta, que bueno, es cierto.

—Tal vez, deberían pasar tiempo con sus amigos en vacaciones, en lugar que en medio de las clases. O, bajarle un poco a la mú... —Ni siquiera pude terminar mi frase.

—Por favor, no termines esa atrocidad que estás diciendo. —Park detuvo mis palabras haciéndome reír un poco por como se había referido a mis opciones para que dejaran de castigarlos.

Subí mis manos, para librarme de cualquier cosa de la que pudiera acusarme, mientras me encogía un poco de hombros.

En ese momento, la puerta de la habitación se abrió y, sabiendo que se abría únicamente con la llave que se nos otorgaba en la entrada, supuse que tenía que tratarse de mi compañera de habitación. Una chica de cabellos rubios cortos, entró por la puerta de la habitación, dejando sus maletas dentro y cerrando la puerta detrás de ella. Luego nos miró.

Ya la había visto en el recorrido, esta chica, creo que llamada EunJi, me había hablado, en algún momento de este.

—¡Roomie! —Exclamó nada más entrar, al parecer reconociéndome y se acercó a mí algo rápido haciendo resonar sus tacones, para darme un pequeño abrazo.

Mi mente se aclaró cuando esta chica se me acercó a abrazarme, ya la había visto y habíamos hablado un poco durante el recorrido, sobre temas irrelevantes. Es simpática, debo admitirlo. Entonces, ella es mi nueva roomie.

|......|

Se había hecho de mañana, dando así inicio al primer día de clases en la universidad. Puedo afirmar que la noche en el cuarto que me había asignado como mío, no había sido desagradable. Claro, todavía no estoy acostumbrada a el, pero puedo decir que es cómoda la cama y que el hecho de que esté ubicado en un tercer piso me libra de cualquier ruido. Excepto de los de la habitación de arriba, que se habían mantenido tranquilos.

Después de arreglarme, salí de la habitación. EunJi estaba ahí también, ya despierta, tomando agua sentada en la barra. Habíamos olvidado un pequeño detalle y es que en el departamento no había comida. Debíamos comprarla aún.

Por eso, ahora, estamos desayunando en la cafetería de la escuela, junto a HyoSung, a quien recogimos en la mañana antes de venir. Se puede decir que ambas de han agradado por como se hablan, creo que esto podría ser el inicio de una amistad entre las tres.

—Oh dios. —Pronunció EunJi mientras posaba su vista en algo que no era nosotras, donde antes se encontraba. Fruncí el ceño confundida por su repentino cambio y observé lo que ella, a los chicos que recién llegaban a la cafetería.— Ese castaño.

Yo reí levemente por su comentario. Ella estaba mirando nada más y nada menos que a Park JiMin, Kim TaeHyung y bueno, ese Jeon, del cual todavía no sé el nombre. Podría sabermelo, pero es manía lo que tienen con llamarse por el apellido en lugar de por su nombre, así que no, nunca lo he escuchado.

Esos tres chicos que, claro, llamaban la atención, entrando por la cafetería como si fueran sus casas, con pisadas seguras, además, eran lindos. Llamaban la atención, claramente, solo no imaginaba que estuvieran entre nuestros primeros temas de conversación.

EunJi, se había referido a un castaño, por lo que inmediatamente descartamos a Park JiMin, porque es rubio, o al menos así se pintó el cabello, reforzando el tinte cada vez que va perdiendo fuerza. Tae, era el castaño al que se refería, porque el otro chico, era pelinegro, o al menos así se veía siempre desde la distancia que yo lo observaba.

—¿Qué tiene? —Pregunté hacia EunJi con una pequeña sonrisa en mis labios aún.

—¿Q-qué tiene? ¿En serio? Desde aquí, puedo notar que es un dios griego. —Comentó obvia, por lo que reí levemente y HyoSung junto a mí. Ella nos miró sin saber porque nos reíamos.— ¿Qué pasa?

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2/junio/2021. Re-escrito.

Nana.

egotistical ;; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora