thirty-ninth ;; abrazo y beneficiosa propuesta.

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-Jeon JungKook...

Las clases se daban por finalizadas con el sonido del timbre, un sonido bastante desagradable y que, sin embargo, disfrutaba mucho escuchar, significaba que estábamos al fin libres de horas y horas de clases. Tomé mis cosas y, junto a TaeHyung, salimos del salón, con pasos lentos y pesados. Estaba ciertamente cansado.

-Así que voy a invitarla a pasar una noche conmigo, al fin voy a lograrlo. -Kim me contaba sobre su más reciente ligue, una chica a la cual ya logró conquistar, aparentemente. Si no recuerdo mal, su nombre es EunJi, dice que la conozco, mas su nombre no suena para nada.

De esto, o algo parecido, había comenzado a hablarme en medio de esta última clase que tuvimos. No tenía nada mucho mejor que hacer, aparentemente, ni yo tampoco, las clases estaban extremadamente aburridas y era mucho más interesante escuchar a TaeHyung quejarse por haber demorado demasiado en hacer que la chica cayera por él. Estuvimos en situaciones parecidas, no obstante él ya lo consiguió, cosa que hace los casos distintos.

Sabía a donde se dirigía todo esto, muchas veces hemos hablado entre nosotros de nuestros ligues, incluyendo a JiMin, era algo normal entre nosotros. No obstante, esta vez, entre muchas otras anteriores, Kim quería llegar al punto de pedirme que intercambie de habitación con la chica, para que, a la hora de follarse a la chica, pudiera hacerlo con total tranquilidad. No pensaba objetar, en realidad no me importaba mucho la cama en la que durmiera, además de que habían posibilidades de que también pudiera hacer algo con la compañera de la chica. Ambos ganábamos.

-¡Genial! Dime la habitación de la chica y el día en que piensas invitarla. -Pedí, escuchando como reía levemente en respuesta ya que ni siquiera había sido necesario que preguntara. Frené mis pasos, volteándome a verlo, ya que no podríamos seguir caminando juntos por mucho más.

-Este sábado, aunque no es seguro que ella acepte, estaría bien que te prepararas. Habitación doscientos quince, en la tercera planta. -Respondió, yo asentí en respuesta, sin ningún otro comentario que hacer. El sábado, mi habitación sería la doscientos quince.- Gracias, Jeon. Nos veremos luego, voy tarde a las prácticas.

A modo de despedida, ambos chocamos los puños, antes de que se diera la vuelta y se fuera. Él y JiMin, quien no estuvo presente en la última clase por motivos que desconozco, forman parte del equipo escolar de Baloncesto, por lo que la mayoría de los días deben entrenar por las tardes, razón de que este solo casi siempre después de clases.

Yo no era parte de ningún equipo, ya que de los tres deportes principales de la escuela, no había ninguno que me gustara: Football, Baseball y Baloncesto. Los otros deportes no eran nada serio, o al menos nadie se los tomaba de esa forma ya que no teníamos un equipo oficial en la escuela. Tampoco soy parte de ningún club, así que no tenía mucho más que hacer parado ahí.

Comencé a caminar por los tranquilos y casi vacíos pasillos de la universidad. Normalmente en el momento en el que toca el timbre de salida, no se quedan muchas personas merodeando por aquí, solo algunos, de los cuales desconozco sus razones y poco me importa. Yo no tengo ninguna y aunque la tuviera, a no ser que me aporte mucho, probablemente solo la ignoraría y me iría a mi habitación.

Al voltear la mirada pude notar algo que me alegraría la tarde y posiblemente la noche también. Entre la soledad de los pasillos, una persona que estaba profundamente contento de haber reconocido.

Mi pequeña SungMin.

Buscaba algo en su casillero, que desconozco y no tenía un increible interés en conocer. Sus movimientos eran pesados y lentos, como si estuviera muy cansada o algo parecido. Sonreí levemente y me acerqué a ella, abrazándola por detrás. Posicioné mis manos de tal forma que las suyas quedaran inmovilizadas, para que no pudiera darme algún golpe que me obligara a alejarme o enojarme con ella, quería mantenerme abrazándola un rato. Apoyé mi barbilla en su cabeza y cerré los ojos, aún sonriendo y disfrutando el contacto físico con mi chica.

-Buenas tardes, mi pequeña SungMin. -La saludé, llenando el silencio que había en los pasillos.

-¿Qué es lo que quieres ahora? Pensé que al fin te habías cansado de mi y me dejarías en paz. -Preguntó, en su voz se notaba el cansancio, tal vez de mi, o de algo ajeno. Al menos era un avance que lo primero que dijera no fuera: "¡Suéltame, sinvergüenza!" o algo parecido, como solía hacer.

La verdad era que me había acercado sin un propósito fijo, en ese momento no estaba pensando en algo que quisiera hacer o decir, solo quería, por fin, volver a molestar a la chica, como solía hacer. Solamente venía a abrazarla, sin tener segundas intenciones más allá de eso, aunque si ella me diera la oportunidad, no me quejo.

-Nunca me cansaría de tí, nena, tenlo por seguro. -Aseguré, soltando una pequeña risa y abriendo mis ojos. Todavía no se había intentado zafar de mí abrazo, cosa que me gustaba y al mismo tiempo me hacía estar alerta.- Hemos estado muy distanciados últimamente, te he extrañado mucho, no te imaginas cuanto.

No sé para qué hablé. Segundos después de haber terminado la segunda frase, la chica entre mis brazos había comenzado a forcejear para soltarse. Después de una tranquila, aunque pequeña, conversación, donde no había intentado nada y donde yo no había hecho nada malo tampoco, venía a joderse todo. Lo estaba disfrutando bastante, realmente.

-Oh, no nena, estábamos tan bien hasta ahora. -Me quejé, expresando que me molestaba en el tono triste que había utilizado. A modo de consuelo a mí mismo, porque ella no lo haría, dejé de apoyar mi barbilla en su cabeza, para esconder mi cabeza en su cuello. Su olor llenó mis fosas nasales, relajándome con este mismo.- Déjame abrazarte un rato.

Después de mi petición, ella se quedó totalmente quieta, paró de intentar soltarse de mi abrazo, aunque tampoco correspondió a este mismo, no hizo nada, como si estuviera paralizada. Sonreí levemente, cerrando mis ojos y aprovechando este lapso por el que SungMin estaba pasando para disfrutar de estar con ella de esta forma. Me gustaba, abrazarla resultaba bastante satisfactorio y relajante, sobre todo si ella no intentaba por todos los medios posibles alejarse de mi.

Cuando me encontraba en medio de mi relajación, disfrutando el abrazo no correspondido que le estaba dando a la chica, sentí que comenzaba a forcejear otra vez. Bufé. Inclusive si no estaba haciéndole nada malo, ella parecía no querer contacto conmigo. Ni siquiera le había hecho algún cumplido de los que ella odia, solamente le había pedido abrazarla. ¿Por qué no puede cumplirme una petición tan simple como esa? No comprendo.

La solté, viendo como cerraba con una considerable fuerza la puerta de su casillero. Estaba enojada y no sabía por qué, supongo que ella es así, todo la hace enojar. No me preocuparé por eso entonces.

-Oh, cariño. -La llamé, viendo como se volteaba con firmeza, dispuesta a enfrentar lo que fuera a decirle.- ¿Porque sigues negándome? -Pregunté, sonreí levemente.

-Vete al carajo, Jeon. -Espetó, rodando los ojos. Se dio la vuelta, dispuesta a irse hacia donde fuera su próximo destino.

Me reí al verla alejarse, con sus puños apretados del enojo y dando fuertes pisadas, que demostraban este mismo sentimiento. Negué levemente con la cabeza cuando esa risa quedó en tan solo una sonrisa.

Una idea se pasó por mi mente, una idea para que aquella chica tan terca me dejara acercarme a ella. Necesito que me deje hacerlo, por sus propios medios, que sea ella quien dé su consentimiento para permitirme acercarme, tal vez de esa forma puedo avanzar mucho más. Estando enojada, tal vez acepte una descabellada propuesta que estoy pensando, una propuesta que la va a obligar a darme las oportunidades que necesito.

-¡Hagamos una cosa! -Llamé su atención con este comentario. La vi frenar sus pasos ante esto, probablemente sopesando la posibilidad de que la propuesta que le haga sea también beneficiosa para ella. Me acerqué a pasos rápidos, hasta observar sus ojos otra vez.- Dame dos meses, para demostrarte que voy a conquistarte.

Algo parecido a una apuesta, donde ambos teníamos que poner de nuestra parte, al menos por dos meses. Si SungMin aceptaba, durante esos dos meses, debía ser flexible conmigo, inclusive si lo hiciera solo para demostrarme que no voy a lograrlo.

-Bien. -Después de varios segundos de pensar mi propuesta en total silencio, escuché como sus labios pronunciaban una hermosa palabra que la atraía dentro de mi juego. No podía estar más feliz por este hecho.- Tienes dos meses, si no lo logras, me dejarás en paz, para siempre.

Más que suficiente.

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11/julio/2022. Re-escrito.

-Nana.

egotistical ;; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora