twenty‐eighth ;; novio.

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—Kim SungMin...

Bien; hasta ahora todo iba de esa forma. El inútil de JungKook estaba tranquilo mientras cumpliamos el castigo que nos correspondía, precisamente por su culpa. A decir verdad, no creía que por un profesor vigilando este chico se quedara quieto de esta forma, pero, aparentemente, tiene algo de pudor todavía. Me sorprendió, sinceramente.

Aunque, todavía faltaba demasiado para que terminar, apenas habíamos terminado cinco o seis estantes de libros. No había sido fácil, pues primeramente el profesor agregó que, encima de todo, los libros debían ir organizados alfabéticamente. Se complicó todo aún más de lo que antes ya estaba. Teníamos que, correctamente, organizar los libros en orden alfabético. El tiempo pasaba a la velocidad de una tortuga y yo estaba deseando irnos rápido para no tener que observar la cara de JungKook por demasiado tiempo.

—Alcánzame el que tienes al lado. —Le ordené, apuntando hacia uno de los muchos libros que teníamos a nuestros pies, que se encontraba cerca de él. Me dio una leve sonrisa antes de agacharse y tomar el libro. Con extrema lentitud lo colocó en mis manos.

—Aquí tienes, cariño. —Sabía que lo reprendería e insultaría por llamarme de esa manera, se divertía cada vez que eso pasaba, sin embargo, no me cansaría nunca de decirle que dejara de llamarme cariño, en algún momento tendría que entender que únicamente me causa asco.

—Vuelve a decirme de esa manera y te patearé en los huevos, ¿Entendido? —Dije en voz baja para que al profesor ni siquiera se le pasara por la mente que estaba amenazándolo. Soltó una risita.

La sangre me hirvió en el exacto momento en el que pareció disfrutar mi frustración. Lo odio en demasía. ¿Será sano odiar a alguien de esta manera? ¡Ahg! Es un maldito imbécil.

Se acercó a mí discretamente mirando de reojo al profesor, quien nos estaba mirando directamente, sin siquiera pestañear, pero eso no pareció detenerlo de ninguna manera. Se colocó frente a mí lo suficientemente cerca como para causarme una sensación repentina de querer alejarlo de un puñetazo en la cara. Mas, el profesor era un maldito incordio para demostrar mi odio por él.

—¿Cómo te gustaría que te llame entonces? ¿Nena, preciosa, bonita? Tu decides. —Sonrió ampliamente en mi dirección y bufé sonoramente, demostrando lo mucho que había odiado todos y cada uno de sus asquerosos apodos.

—Aléjate un metro de mí, no te quiero tener cerca, me causas repulsión en todo sentido. —Se rió de forma escandalosa en mi cara después de mi comentario.

¿Qué le hacía tanta gracia? En mi vida había hablado más en serio respecto a cualquier tema, sin embargo, este chico acaba de tomar como una broma lo que había dicho. ¿Qué tenía de gracioso? Es un maldito cínico y no me cansaré en la vida de decirlo, porque eso es, un cara dura.

—Ustedes dos, ¿Por qué se detuvieron? —Preguntó el profesor y aproveché para hacer que se alejara disimuladamente.

—Nada, profesor. —Respondí dándole una última mala mirada a esa cara sonriente que estaba poniendo en ese exacto momento. Me di la vuelta y continué con mi trabajo. Bastante cansada me tenía ya y a penas eran las nueve y media de la mañana.

|......|

Para mi buena suerte, habíamos terminado más temprano de lo que pensé que terminaríamos, pues eran demasiados estantes como para no tardarnos tres días y medio en eso. Pero claro, anteriormente estaba considerando que JungKook y sus baboserías no me dejarían concentrarme en mi trabajo. Estuvo mucho más calmado de lo que conozco de él.

En fin, habíamos terminado a las once y media de la mañana, con todos los estantes limpios y los libros organizados alfabéticamente. De esta forma, se daba por terminado nuestro castigo y mi tiempo a perder compartiendo con él, también. Suspiré aliviada y me acerqué al profesor, quien, después de todo, miró el lugar insatisfecho de nuestro trabajo.

—Supongo que hicieron lo mejor que pudieron. —Suspiró levantándose, haciéndome sentir exageradamente molesta por eso, sin embargo no me quedó otra que ignorarlo.— Deben firmar este papel, para dejar claro que estuvieron de acuerdo con el castigo y que lo cumplieron correctamente, a pesar de poder haberlo hecho mejor.

Colocó una hoja blanca sobre la mesa, con unas pocas cosas escritas, pues no había mucho que dejar claro en este caso. Suspiré y, aunque nunca estuve de acuerdo con este castigo, tomé el bolígrafo que nos ofreció y puse mi firma en el papel. Luego me alejé y vi a JungKook analizar el papel.

—Que bonita firma, cariño. —Dijo sonriente antes de firmar él. Bufé sonoramente.

—Dejen sus estupideces para cuando estén fuera de los terrenos de la escuela. —Comentó el profesor evitándome decir alguna grosería, pues él ya la había dicho. JungKook soltó el bolígrafo y el profesor nos llevó hasta la puerta de la biblioteca.— Cada uno a sus habitaciones o a lo que vayan a hacer, siempre y cuando sea separados.

Oh, profesor, usted no tiene la menor idea de lo mucho que deseo separarme inmediatamente de este chico.

Cerró la puerta de la biblioteca, quedándose dentro y dejándonos afuera. Me di la vuelta, sin nada que agregar y comencé a caminar por los pasillos de la universidad para poder llegar a mi habitación y encerrarme durante todo lo que restaba de día. No tenía ganas de compartir con nadie.

—¡Nena, espera! —De un momento a otro lo escuché gritar. Me detuve en seco y me quedé analizando su frase. ¿Acaba de gritarme “Nena”? Estoy demasiado cansada de su maldita existencia.

Me volteé enojada, viendo como terminó quedando delante de mí y sonrió cínicamente, como suele hacer. Tomé aire y me preparé mentalmente para gritarle.

—¡No me llames de esa forma! —Exclamé con un fuerte tono, muy acercado a un grito, viendo como alzaba una de sus cejas con incredulidad. La realidad es que no me sorprendería que soltara una carcajada por lo que había dicho y una idiotez de las suyas.

—Quieres que pare de llamarte cariño, pero no has dicho ni una sola razón por la que debería hacerlo. A ver, dime. ¿Con que motivos debería abandonar mi apodo? —Preguntó y se cruzó de brazos.

¿Tal vez porque no quiero que me llames de esa manera? ¿Tal vez porque me causa asco? ¿Tal vez porque eres un imbécil y no quiero tener que ver contigo? Pero sé que nada de eso sería razón para que te detuvieras, pues lo más seguro es que no te importara para nada, así que tuve que recurrir a excusas.

—Porque tengo novio y faltas el respeto a mi relación. —Me excusé, sin pensar lo que decía.

Pareció procesarlo por un momento. Aproveché para darme la vuelta y salir corriendo del lugar, dejándolo solo y sin que regresara a molestar, para mi sorpresa y suerte.

Genial, ¿De dónde me inventé ese supuesto novio?

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13/febrero/2022. Re‐escrito.

—Nana.

egotistical ;; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora