forty-fifth ;; infidelidad.

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—Kim SungMin...

Después de aquel extraño acontecimiento dado en la sala del lugar, tomé camino hacia mi cuarto, volviendo a encerrarme en este, muchísimo más confundida que la vez anterior. Lo había besado, por mi propia cuenta, aunque la realidad era que no tenía la menor idea de la razón por la cual lo había hecho, no estaba pensando en absolutamente nada, ni en lo que hacía, ni en las consecuencias que eso me traería.

Solamente me había bastado observarlo por unos segundos. Estaba tan cerca de mí, podía detallar su rostro, a tan solo unos pocos centímetros del mío. Intentaba encararlo pero mis ojos automáticamente se desviaron a sus labios, que de un momento a otro se veían tan apetitosos. Las ganas de besarlo me invadieron y, aunque esperé a que él lo hiciera primero ya que creía que esas eran sus intenciones, no pude. En ese momento solamente estaba pensando en los deseos en ello, así que solamente lo hice. Besé a JungKook.

No pretendo negarlo, ni seguir engañándome a mi misma con respecto a este tema. Sí, me había gustado y si tuviera la oportunidad lo haría otra vez, lo estaba disfrutando lo suficiente como para dejarme llevar por él por primera vez. No obstante cuando sus besos tocaron la piel de mi cuello, sabiendo que las cosas podrían cambiar drásticamente el rumbo, recordé aquella apuesta que yo había aceptado hacia tan solo unos días. No me atrevía a dejárselo así de fácil.

Así que inclusive si no quería, tuve que parar. Las ganas de continuar siguieron ahí, durante un buen tiempo antes de dormirme estuvieron rondando mi mente y en mi imaginación detallaba cada cosa que pudiera haber sucedido si no lo detenía, a pesar de que cada vez que comenzaba, me obligaba a parar. No podía permitirme pensar en él con algún otro sentimiento que no fuera el asco y la repulsión.

Eran las nueve de la mañana cuando abrí mis ojos después de la larga noche. Era tarde, a esta hora normalmente ya están vigilando las cámaras de seguridad, por lo que muy probablemente JungKook ya hubiera intercambiado lugares con la chica que era en realidad mi compañera de cuarto. Rezaba porque así fuera. Aún con mi ropa de dormir, sin siquiera tomar un baño o algo parecido, abrí la puerta de mi habitación y observé la sala del lugar.

Estaba vacía, aunque eso realmente no significaba que no hubiera nadie además de mí. Suspiré y me dirigi hacia el refrigerador, sacando una jarra de agua, para luego echar un poco en un vaso. Después de tomarla, la dejé en donde estaba y me di la vuelta. Era domingo, no tenía demasiados planes para hoy, posiblemente después del desayuno vuelva a acostarme, tratando de evitar que EunJi me contara los detalles de la pasional noche con mi hermano.

La puerta de la habitación se abrió, me sorprendí al ver que aquel chico todavía seguía en la habitación. No solo por su molesta presencia en las mismas cuatro paredes que yo, también porque a esta hora ya era demasiado peligroso salir de aquí y muy posiblemente fueran atrapados en el acto y sancionados, castigo del cual yo, quien no tuvo la culpa de absolutamente nada, no quedaría fuera.

Sus ojos estaban casi cerrados por el sueño que tenía, por lo que deduje que recién se había despertado. Al abrirlos un poco, me miró, automáticamente una sonrisa se dibujó en sus labios, una que parecía de una sincera felicidad. Sentí algo en mi interior removerse tras ese acto.

—Buenos días, nena. —Saludó, su voz estaba levemente distorsionada gracias a que se había despertado. Suspiré, quedándome callada ante su saludo.— Si te soy sincero hace tiempo que tenía ganas de despertar y que la primera persona que vea seas tú.

No supe que responderle. Aún acabado de levantar ya estaba diciendo este tipo de comentarios tan extraños que soltaba. Lo peor de todo es que no logro encontrar segundas intenciones en sus frases y eso me hace confundirme de sobremanera. Él me tiene completamente confundida.

egotistical ;; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora