egotistical ;; jjk

sixty-third ;; privilegios y una última oportunidad.

—Jeon JungKook...

Mi nueva habitación no me desagradaba del todo, aunque creo que las pocas cosas que me tenían ciertamente incómodo se debían a que estaba acostumbrado a mi anterior habitación. A mi me había tocado cambiar, el director había decidido dejar a Kim en la que compartíamos antes e intercambiarme por uno de los dos dueños de este cuarto. La mudanza drenó las pocas energías que me quedaban y al final terminé por dormir mucho más temprano de lo que me esperaba.

Ni siquiera había desempacado mis maletas, estaban tiradas en una esquina de mi habitación y fui a ducharme por obligación más que porque de verdad sintiera ganas. El papeleo terminó ciertamente tarde y al parecer, el dueño anterior del cuarto en el que estoy ahora es bastante lento a la hora de empacar sus cosas, por lo que todo se retrasó aún más. Por eso, descansé solamente un cinco por cierto de lo que en realidad necesitaba, o al menos eso creía.

En la mañana no me sentía mucho mejor, todavía estaba ciertamente cansado, ya que no pude dormir bien durante toda la noche, tal vez debido a que estaba en un ambiente totalmente ajeno al que tenía anteriormente y, de alguna forma, la cama de este chico me parecía más incómoda que la mía, aunque fueran exactamente iguales. Me va a costar soltar la costumbre de una habitación que he tenido por casi un año completo.

Arrastrando los pies me levanté de la cama, observando la hora en el reloj, las ocho y un poco, no me preocupaba que fuera tarde para las clases, estaba justificado una parte de la mañana debido a que mis padres tienen que venir a firmar el acta y hablar con el director. Mi padre comentó que llegaría alrededor de las ocho y media, así que aproveché la media hora faltante para hacer las cosas con calma.

Me di una pequeña ducha, ya que no podía recrearme, pero que disfruté bastante. El agua caliente me ayudó a relajarme y, de cierta forma, también parecía ser lo que me mantendría despierto durante todo el día. Salí de ahí, más animado.

Mi compañero de cuarto ya se había ido, ya que él tenia sus clases normales, así que pude disfrutar del silencio del lugar y evitarme el incómodo encuentro con el chico, a quien no conozco de nada y por lo tanto, sería definitivamente una molestia, pero por ahora no voy a pensar en eso. Preparé un pequeño desayuno, que lo comí en un tiempo récord, estaba muriendo de hambre, no probaba alimento desde ayer en el almuerzo por todas las cosas que sucedieron.

Una vez terminé, tomé mis cosas y salí de la habitación, observando el número con el que no estaba para nada familiarizado, 780, en el tercer piso. Otra cosa que iba a ser difícil de quitar de mis costumbres. Hubiera preferido mil veces que me cambiaran de compañero en lugar de esto pero, y como hace un tiempo atrás, el mundo no parecía querer colaborar conmigo.

Ya abajo, estuve parado en la entrada de la escuela durante no más de diez minutos, hasta que vi que mi padre, junto a mi madre y otro hombre detrás de ellos se acercaban a mi. Notaba claramente en sus expresiones que estaba enojado, su ceño fruncido me lo decía nítidamente. Lo más seguro es que en algún momento de su visita me toque un gran regaño.

—Vamos. —Ordenó cuando llegó frente a mí, sin intenciones aparentes de decir nada más. Yo solo asentí.

Aunque él ya se encontraba familiarizado con el camino a la oficina del director, me di la vuelta y comencé a caminar hacia allí con los tres detrás, como si necesitaran una guía que les dijera por donde ir. No me sorprendería que mi padre no recordara el camino exacto, siempre dice que tiene muchas cosas en la cabeza como para recordar detalles tan triviales como eso, aunque si tiene que venir tantas veces no creo que sea algo tan trivial que digamos. Mi madre simplemente no le presta atención a nada, por eso nunca lo recuerda.