eleventh ;; idiota.

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—Kim SungMin...

Él profesor de deporte había terminado su turno, con el último sonido de la campana que, a pesar de ser un odioso sonido, causaba felicidad en muchos de los alumnos, se puede decir que al estudiantado entero. No voy a excluirme, realmente ese repetitivo y horrible sonido que llenaba mis oídos de una forma irritante me causaba más felicidad de la que me podría imaginar nunca. Cómo dije antes, no soy y nunca voy a ser, la más deportiva de todas.

Suspiré parando los ejercicios que teníamos que hacer, gracias a que la campana había sonado, interrumpiéndonos a todos. Miré hacia arriba, mientras recuperaba el aire perdido durante este tiempo que estuvimos en la clase de deporte que, aunque pude, me había sido difícil recuperar. En las primeras clases de deporte hacen como unas pruebas, para saber sobre lo que podemos hacer y cuánto resistimos en eso.

Claro, mis notas en esta asignatura no iban a ser la mejor, yo tenía claro que nunca iba a lograr tener el máximo en todas solo por deporte, tan solo por esta asignatura que, aunque parezca, para nada es insignificante. Me había resignado a ello desde mis primeras tres abdominales en mi primera clase de deporte.

Me alejé del centro, escuchando cómo el profesor daba la salida a los estudiantes, diciendo que continuaríamos en la próxima clase, que para ser más exacta, era el jueves siguiente. Tenía un total de tres días para descansar de los cansados ejercicios. Estábamos en la cancha de la escuela, donde los diferentes deportes se practican, por lo tanto, las mochilas estaban en las gradas de dicho lugar.

Me dirigí a la mía, para tomar algo de agua ya que no podía ni conmigo misma. Había estado un total de dos meses sin hacer ejercicio físico y en un solo día, este señor me pone a hacer todos los que no he hecho en mi vida. Encima de todo, solo nos manda y nos manda y el, sentado con su silbato en la mano, para dar el inicio de la tortura.

Enseguida sentí pasos detrás de mí, al tiempo que unas respiraciones entrecortadas se hacían cada vez más presentes es mi campo de audición. Ambas de las chicas llegaron a mi lado tomando ellas de sus mochilas también, sus pomos de agua que necesitaban al igual que yo.

—Es algo intenso el profesor. —Dijo EunJi con un tono sarcástico, ya que el profesor no era un poco intenso, el profesor, era más intensos que los rayos del sol a las doce meridiano.— Hice tantas abdominales que siento que me partiré a la mitad.

—Ah, mis brazos duelen. —Se quejó HyoSung, dejándose caer en el suelo, terminando por acostarse en este sin importarle cuan sucia pudiera estar la cancha. Yo por el contrario, me senté en las gradas viendo como EunJi prefería hacer lo mismo que mi amiga y lanzarse al suelo como si hubiera recibido un tiro.— Encima ahora hay que comenzar a preparar lo de la coreografía para ese club de danza, porque dejarlo para último momento sería un error.

—Si, tienes razón. —Comenté suspirando al mismo tiempo que con mis manos secaba el sudor que había en mi frente, cosa que de nada serviría, porque mi cuerpo acalorado por el ejercicio seguiría generándolo.— Además la cancha es el mejor lugar para eso y queda abierta hasta las cinco, después, ya no podremos.

Deberían ser más o menos las tres y media de la tarde, siendo está la última hora del día, donde terminaba la escuela. Tendríamos una hora y media para comenzar a preparar esto y bueno, no voy a decir que es algo rápido, sería mentir, realmente montar una buena coreografía no es cosa de dos segundos. Así que, puede parecer bastante, y aún así, no serían suficiente ni tres horas de intenso trabajo.

—Pasaré antes por mi casillero, debo organizar algunas cosas, además quiero dejar ahí los libros que no necesito para hacer más ligera la mochila. —Comenté, ellas asintieron levantándose del suelo sacudiendo su vestuario, al este naturalmente ensuciarse al lanzarse en el suelo de un lugar que es, de naturaleza, algo sucio porque tiene césped.

—Si, creo que también haré eso, de cualquier forma, la mayoría de los libros no los necesito. —EunJi se encogió de hombros tomando su mochila y colocándola en su espalda, imitando HyoSung y yo su acción.

Las tres salimos de la cancha mientras seguíamos hablando emocionadamente de lo que podíamos hacer para la coreografía de adición para el club. En la cancha todavía quedaban alumnos, hablando y tomando agua, raramente, era la única clase de la que no tomaban sus cosas y salían más rápido que Flash del lugar donde se impartía la clase.

Cada una tomó su camino después de la salida, ya que, las tres teníamos distintos casilleros, alejados uno del otro, así que, nuestros caminos debían separarse. Podríamos ir casillero por casillero, pero debíamos tratar de apurarnos debido a lo que debíamos hacer luego.

Los pasillos de la universidad a esta hora, estaban algo vacíos, hacía unos veinte minutos más o menos que se habían acabado las clases. Después de que suene la campana de última hora, todo el mundo sale disparado a sus habitaciones para descansar del día de escuela, o bueno, estamos quienes aún no podemos. Algunos individuos hablaban entre sí, parados en los pasillos, otros guardaban sus cosas mientras que había quienes ya estaban en proceso de desaparecer.

Limpiaba pequeñas gotas de sudor que había en mi frente y en mi cuello, al ser molesto porque me sentía pegajosa y sucia en este momento. Restregando mis manos en un intento pro desaparecer el líquido que mi cuerpo expulsaba por el calor, termine por lograrlo, sintiendo mis manos sin una sola gota, pero ya mi frente volvía a generarlo. Es en vano, sin embargo no lo soporto.

La atención de todos a mi alrededor de centro en mí, yo que tan tranquila iba caminando sin hacer nada malo a nadie de los que se encontraban a mi alrededor, fui la que obtuvo toda esta y no por algo bueno que digamos.

—¡Bonitas piernas, nena! ¿A qué hora abren? —Estas palabras frenaron mis pies de un momento a otro, haciéndome voltearme casi por obligación y sin darme cuenta realmente.

Enseguida reconocí al sujeto que me miraba lujurioso mientras mordía su labio inferior, sin recordarme claramente. Iba dirigida a mi, esa frase tan idiota, la había dedicado a mí, y encima creía que me había gustado por la forma en la que ese tal Jeon, amigo de mi hermano, miraba mi persona.

Mis ojos rodaron, casi solos al mismo tiempo que, delicada y respetuosamente, levanté mi dedo corazón hacia su persona. Pudiendo gritarle perfectamente que se podía ir bien a la mierda, preferí civilizadamente voltearme y continuar con mi camino escuchando de su parte una irritante risita que terminó por hacerme hervir la sangre.

Ya sabía que iba a ser un idiota desde la primera vez que lo vi salir de su auto como si fuera una estrella de cine.

—¿Quién demonios se cree? —Me pregunté a mi misma con un evidente tono de irritación y molestia ante la situación que acababa de suceder.

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22/julio/2021. Re-escrito.

—Nana.

egotistical ;; jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora