Mandó un breve mensaje a Alba para asegurarse que se hubiera excusado con su madre y continuó su camino.
Escuchar música a un volumen que cualquier otorrino desaconsejaría a los mandos de un volante era algo que siempre le había relajado, así que Natalia había invertido la ultima hora y media de su vida a conducir a ningún sitio en concreto y sin un rumbo fijo.
No identificaba si sentía pena o enfado.
Lo que tenía claro es que estaba empezando a cansarse de lo incomprendida que se sentía ante este tema, pues no era motivo de discusión solo con Alba, ya que su padre y alguna amiga más de una vez habían intentado aconsejarle acerca de su participación en algún evento y proyectos internacionales.
Durante su primer año en Elche todo fue perfecto, pues su participación en la creación de Lux y otros pequeños trabajos junto a la idea de que su paso por la ciudad de las palmeras sería algo fugaz provocó que nadie se metiese en su vida.
Las cosas empezaron a cambiar cuando decidió vivir allí de forma permanente.
Desde el principio ella veía como su proyecto de vida encajaba perfectamente con vivir en esa ciudad, pues tendría todo lo que justo necesitaba: estabilidad.
Le dio rabia ver cómo fueron varias las personas que intentaron persuadirle de esta idea, pero pensaba que con el paso del tiempo, y cuando comprobasen que no pensaba dejar de lado su carrera todo cambiaría.
Vio como poco a poco los consejos de casi todo el mundo se fueron relajando. Sabía que el lanzamiento inminente de su marca y el posterior éxito de esta tuvo mucho que ver a la hora de que los detractores de su estancia en Elche cambiaran de opinión pues vieron como no estaba reñido el seguir avanzando profesionalmente con vivir en Elche.
Pero Alba siempre tenía un pero con este tema y sentía que estaba llegando a un punto donde no aguantaba ya más presión.
Necesitaba que entendiese que no quería ser una diseñadora de fama mundial viviendo pendiente de organizar mil desfiles y trabajando con las mejores modelos del momento.
No quería eso. Y realmente nunca lo había querido.
Ella quería hacer justo lo que estaba haciendo.
Vivía de la moda y ganaba más dinero del que creía que sería capaz de gastar.
Había llegado un punto, que aunque la fama no era algo que le interesase lo mas mínimo, sabía que podía tirar de ella a la hora de cualquier lanzamiento o nuevo proyecto.
Le dolía ver que Alba no entendiese que ella era feliz así. Ella no quería una vida llena de viajes, aviones y pasarelas de moda. Ella quería la vida que llevaba, trabajando en la moda y teniendo un hogar.
Estaba comenzando a anochecer y sus nervios no hacían más que crecer por la ausencia de noticias de la morena.
No entendía muy bien como habían llegado a estar en este punto. Y es que tras el despertar tan dulce juntas que habían tenido y la semana tan maravillosa que llevaban tras la vuelta de Natalia, nada le hacía imaginar que iba a acabar así su día.
Entró en el despacho de Natalia, buscando tal vez sentirse reconfortada en su espacio.
Un sentimiento de nostalgia la invadió en cuanto recordó como un año atrás, esas paredes entonces vacías, fueron testigo de su propuesta de vivir juntas.
Ahora decenas de fotos las decoraban. Sonrió cuando se topó con una foto suya sentada en un sofá. Era de su primer día con Natalia en Pamplona y esta la fotografió por sorpresa afirmando que quería recordar y enmarcar ese momento para siempre y así lo hizo.
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Fanfic"Algo que parecía sencillo en un comienzo, pero que terminó marcando tu vida para siempre"