KEYFRAME

2

Natalia se encontraba en la estación de Barcelona con un billete de tren en dirección a Madrid donde la esperaba a su amiga Marta.

Hacía unos días había decidido que iba a romper con su novio. Llevaba tiempo pensando en dejarlo, pero no encontraba el momento ni la fuerza necesaria para dar el paso. Pablo era un chico maravilloso.Se conocieron una noche, él tocaba en un garito de Madrid, y a ella le encantó su música, al hablar se dieron cuenta que los dos eran de Pamplona y que tenían mucho en común, a los pocos meses el consiguió conquistarla y empezaron una relación y por cuestiones laborales de ella, cuando llevaban algo más de 6 meses se mudaron juntos a Barcelona.

El no dudó en cambiar de residencia y seguir con sus proyectos musicales en Barcelona ya que de esta manera podría seguir con Natalia, de todas formas, componer podría componer en cualquier lado, y para tocar de garito en garito Barcelona también era un buen lugar. Ella trató de convencerlo para que se quedase en Madrid, podían probar a ver como iba la relación a distancia. Se verían varias veces al mes, y si la cosa no funcionaba, y seguía pensando en mudarse a Barcelona ella estaría encantada de que así fuera.

Pero a Pablo no le importó, entendía, que la oportunidad laboral de Natalia era única, le habían ofrecido el diseño de toda una temporada de una firma textil super importante en Barcelona, y a él le hacía ilusión estar allí, viéndola crear ese proyecto, y crecer como diseñadora.

Y de repente una mañana, cuando Natalia se levantó, y vio una pequeña rosa, junto a una nota deseándole un buen día, rompió a llorar. Lloraba porque se acababa de dar cuenta que no sentía amor por ese chico. Lloraba porque no entendía nada. Se sintió la persona más egoísta del mundo, y se dio cuenta, que tenía que romper el corazón a un chico maravilloso, que lo había dejado todo por ella.

Pensó en que podía haber fallado esta vez. Empezaba a pensar de sí misma, que quizá era una persona fría y sin sentimientos, pues arrastraba ya unas cuantas relaciones fallidas, y el patrón siempre era el mismo. Se le acababa el amor de tanto usarlo como decía la gran Rocío Jurado. Antes echaba las culpas a la edad. -Eres joven Natalia, tampoco hay que comprometerse ya con alguien y pasar toda tu vida con una persona.. te aburres pronto, porque quieres vivir y disfrutar-.

¿Pero ahora? con los 30 acercándose, gozaba de una estabilidad laboral y personal inimaginable para su generación en la época que le había tocado vivir. Había logrado hacerse un pequeño hueco en la industria textil y del calzado como diseñadora de moda, y eran varias las ofertas que recibía todos los años para trabajar con varias firmas importantes.

Estudió diseño en Madrid, allí conoció a Marta, su compañera de piso, una loca malagueña, que estudiaba publicidad y marketing y pronto se hicieron inseparables.

Juntas se fueron un año a Nueva York, allí fue donde acabaron la carrera, y donde Natalia hizo las prácticas en una firma de moda bastante reconocida. Esto le abrió muchas puertas en España, ya que venía con una carta de recomendación debajo del brazo firmada por un diseñador que empezaba a tener fama internacional, y por ultimo se presentó a un concurso de promesas de la moda y fue la persona mas joven en ganar ese galardón.

Los últimos 10 años de la vida de Natalia habían pasado viajando por el mundo. Aunque su condición de diseñadora, le permitiese tener una residencia fija desde la que trabajar y enviar sus diseños, lo que a Natalia de verdad le gustaba, era ir a la ciudad de la firma donde tenía que trabajar, conocer a la gente que rodeaba la marca e inspirarse de su historia para sus creaciones. Esto es sin duda lo que la hacía única, pues siempre lograba plasmar en sus diseños la esencia del lugar de procedencia.

Pero tras todos estos años de viajes y de conocer a tanta gente y sus historias, estaba pensando en asentar un poco su vida y empezar a pensar en buscar un sitio donde montar su centro de trabajo.