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-¡Hombre! ¡Dichosos los ojos! Si tengo una hermana- exclamó Marina cuando se entró al despacho de Alba

- ¿Pero que dices si me ves todos los días aquí falsa?

-Tu lo has dicho, te veo aquí, ya ni me acuerdo cuanto llevas sin comer con la familia  un finde de semana, que estas más perdida que cuando...- se arrepintió de lo que iba a decir- que eso, que estas perdida nena.

Natalia observaba en silencio la escena. Mientras, Alba se dio cuenta de lo que su hermana iba a decir y se guardó para ella  en el último momento.

No había sido consciente hasta ahora del "abandono" de sus comidas de los domingos. En los cuales si no todos, uno si y uno no se juntaba para comer con su familia.

Así había sido siempre, o casi siempre.

Justo después de dejarlo con Dani y pasar su fase de reencontrarse con ella misma, pasó a la fase de disfrutar de la vida. Necesitaba mantenerse ocupada, y hacer cosas que no le recordaran a el, y esas comidas no entraban en sus planes. Es por eso que todos los findes de semana hacía planes con cualquier amiga. 

Usaba ese día en verano para irse a la playa y en invierno para hacer rutas de senderismo por la montaña.

Su familia nunca le preguntó sobre su ausencia  en esas comidas. En el fondo, todos sabían que Alba necesitaba cambiar el rumbo de su vida y estaban viendo como ese cambio de aires le venia genial.

Sin embargo, que no fuera ahora a pasar ningún domingo con ellos se debía a motivos muy distintos. Y ella ni siquiera había reparado en esto.

-Es por mi culpa- intervino Natalia- como estoy sola y eso... pues siempre le digo de quedar y que me enseñe cosas de la zona- mintió, pero no mucho.

-Pues vente tu también tonta. De todas formas ya eres una más de la familia.-sugirió la rubia pequeña

Natalia casi se atraganta cuando escuchó las palabras de Marina, y Alba tuvo que morderse una sonrisa para que no se notase la risa que había provocado en ella la afirmación de su hermana.

Si tu supieras...- pensaron las dos

-Si, vale algún domingo me apunto- contestó fingiendo una sonrisa

-A ver, ahora que a llegado el verano, tampoco voy a encerrarla en casa de papá o de mamá para comer, preferimos irnos por ahí... no se. Bueno mira, este domingo voy- zanjó el tema sabiendo que este domingo iba a estar libre.


Natalia maldijo en su interior por lo que acababa de hacer hacía apenas unos minutos. Quería darle una sorpresa a Alba, y ahora estaba pensando que quizá no había sido tan buen plan cambiar sus billetes de avión y retrasar su viaje a Pamplona una semana, y así tener un finde mas juntas antes de que llegasen los días cargados de planes cómo la rubia le había explicado.


Camino a casa, y con la música de fondo, ambas iban en un cómodo silencio, estando cada una con su mente en un sitio distinto.

Natalia estaba un poco nerviosa, no sabía como decirle a Alba su cambio repentino de planes. Sabía que no era para tanto, pero de repente sintió inseguridad al saber que no había contado con ella para hacerlo, y ahora no quería que ella faltase a su comida de los domingos después de haberse comprometido por su culpa.


Alba en cambio, iba pensando en las palabras de su hermana.

Se sintió mal cuando fue consciente de lo abandonada que la había tenido últimamente. Ni siquiera se acordaba cuando fue la ultima vez que había quedado con ella fuera del trabajo. 

KEYFRAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora