11

4.2K 248 8
                                    

La semana en el trabajo, fue tal y como se esperaba. Alba con cientos de reuniones y de firmas de convenios para crear una bolsa de trabajo de donde ir contratando a mujeres.

Natalia fue a varias de estas reuniones, no a todas, ya que finalmente tuvo que adelantar varios envíos que tenia programados para otra semana.

Aun así, decidió trabajar todos los días desde las oficinas para poder estar con Alba y Marina cuando llegaban allí.

Natalia esta semana estaba notando especialmente rara a Alba. Sabia ( o eso pensaba) que no era nada contra ella, si no mas bien que estaría agobiada con tanto trabajo. Reunirse con personas trajeadas nunca es fácil, menos si eres una joven con un proyecto tan ambicioso pero poco rentable económicamente y menos aun si eres hija y nieta de quien era ella, pues tenia que demostrar su valía mucho mas.

Había días que la notaba un poco rara y distante, aunque cuando empezaban a hablar o a hacer algo juntas pronto se daba cuenta de que todo eran imaginaciones suyas y volvía a ser esa amiga cercana y cariñosa con ella. Aun así notaba que era ella quien la buscaba siempre para todo, así que estaba empezando a plantearse si a lo mejor estaba siendo un poco pesada o invasiva en su vida.

Estos pensamientos le estaban incomodando mucho. No quería agobiar a Alba ni molestarla. Si la rubia no quería pasar tanto tiempo con ella lo entendería, al fin y al cabo, Natalia allí no tenia nada mejor que hacer ni a nadie, pero Alba tenia una vida y unas amigas y no estaba en la obligación de incluir a Natalia en todos sus planes. Que ella quisiera pasar tiempo con Alba, no significaba que Alba tuviera que pensar igual.

-Alba- se atrevió a llamar a la rubia, después de un rato pensando en como decirle lo que le rondaba en la cabeza.

-Dime- contestó Alba de manera totalmente despreocupada

-¿Estas bien?

- ¿Yo? si ¿Por?- contestó sonriendo con sorpresa

-No se,- Natalia se acercó a la rubia para poder mirarla a los ojos- a lo mejor es cosa mía pero te noto un poco rara conmigo... y quería decirte que si he hecho algo mal o te pasa algo conmigo me gustaría que me lo dijeras.

Alba se sintió realmente mal al ver la cara y escuchar las palabras preocupadas de la morena pensando que había hecho algo mal.

-Natalia... no me pasa nada contigo, ha sido una semana rara con mucho estrés y he estado un poco distraída supongo- se excusó Alba para huir de su realidad y evitar contar la verdad.

-Yo suponía que era eso,- dijo Natalia mas relajada- pero de todas formas, quiero que sepas, que no tienes ninguna obligación de nada conmigo, y si un día te apetece estar sola, o que no me vaya contigo me lo dices con toda confianza del mundo ¿vale? que lo entiendo perfectamente... me he convertido un poco en tu sombra y no quiero molestarte.

-Tranquila Natalia, que no me molestas... ni mucho menos, de verdad- dijo sonriendo para trasmitirle su calma

-Vale, pero por favor, si te pasa algo dímelo ¿eh? sabes que puedes confiar en mi.

Alba asintió sonriendo y escapó pronto de la conversación continuando con lo que estaba haciendo, pero no se pudo quitar de la cabeza la conversación que acababan de tener.

Se sintió fatal, empezó a sentir como sus ojos se aguaban, así que se escondió detrás de la pantalla de su ordenador y respiro profundo para intentar no derramar las lágrimas que empezaban a formarse.

Era cierto lo que le había dicho Natalia. Esta semana había estado mas distante con ella. Bueno, lo había intentado. Cada día se levantaba decidida a marcar un poco de distancia, levantar algún muro, tener menos intimidad con ella, y cada día, todo se derrumbaba en cuanto la morena se le acercaba.

KEYFRAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora