32

4.8K 248 16
                                    

Natalia miraba nerviosa el reloj durante la comida. Se acercaba su cita con la psicóloga y este hecho la tenía intranquila.

Tenía tanto miedo como ganas de ir. Nunca había ido a algo así y no sabía muy bien que tenía que esperar de esa cita. La idea de hablar con una desconocida sobre sus sentimientos la ponía especialmente nerviosa, pero a la vez estaba impaciente por saber que iba a dar de sí esa consulta, y si de verdad esto iba a servirle para avanzar y poder dejar atrás el peso que sentía sobre su cuerpo cada vez que pensaba en hablar con su familia y amistades acerca de su orientación sexual.

Alba mientras tanto, hablaba con su hermana observando con disimulo el gesto de la morena. Supo de su nerviosismo nada más mirarla a los ojos. Se moría por acercarse a ella, cogerla de las manos y tranquilizarla diciéndole que todo iba a ir bien. Sin embargo, tuvo que tragarse sus ganas y seguir atenta a Marina mientras aparentaba que no pasaba nada.

Una vez terminaron de comer, decidió probar suerte para intentar quedarse a solas con la morena.

- Uffff, creo que me ha sentado mal la comida- fingió malestar llevándose la mano al estómago-

- ¿Has comido algo con lactosa? - preguntó preocupada Natalia

- No... no sé qué ha podido ser

- Ves al aseo te tiras un par de peos y se te quita todo- sugirió Marina

- No no son gases, estoy súper llena, creo que si camino un poco se me baja la comida y se me pasa el dolor- contestó rápidamente- ¿se viene alguna?

- Claro vamos- dijo Natalia levantándose sin dudarlo un momento

- ¿Caminar a estas horas? ¿Con este calor? Tu estás loca... - dijo Marina negando con la cabeza-

- Ten hermanas para esto- fingió indignarse Alba mientras se levantaba de la mesa y se acercaba a Natalia

- Oye, que si no estuviese Natalia te acompañaría... pero ¿para que sacrificarnos todas? Al menos que se salve una de morir de un golpe de calor- contestó riendo.


Salieron rápidamente de bar después de abonar Natalia la cuenta. Finalmente, y después de varias peleas con las hermanas, habían llegado al acuerdo de que cada día pagaba una, pues no se sentía cómoda siendo invitada siempre a todo.

- ¿Te duele mucho? - se preocupó en cuanto empezaron a andar

-Era mentira cariño- contestó riendo

- ¿Qué? - preguntó realmente sorprendida

-Tenía que deshacerme de mi hermana y sabía que si le decía de salir a caminar se iba a negar- explicó riendo- pero no te preocupes que no estoy tan loca para salir con este solanero... Ahora vamos a la cafetería de ahí delante y nos tomamos un cafetico o lo que te apetezca.

-¿Pero?- soltó una carcajada de incredulidad- ¿Por qué has hecho esto?

-Porque te he visto nerviosa y quería estar un ratito contigo a solas antes de que te vayas- explicó siendo sincera

Natalia la miró con todo el amor que tenía en el cuerpo e hizo un puchero emocionada al escuchar sus palabras.

-Jo, que mona eres- dijo tirando de ella para darle un abrazo y dejar un beso en su cabeza

- ¿Estas nerviosita verdad? - preguntó Alba aferrándose a su cuerpo.

-Mucho- confesó con un hilo de voz

-Venga vamos a sentarnos ahí delante y hablamos un ratito y así te distraes. - dijo comenzando a andar de nuevo

Llegaron enseguida a la cafetería y entraron buscando el aire acondicionado. Alba eligió la mesa del rincón, la más escondida de todas buscando una mayor intimidad posible.

KEYFRAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora