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La puerta de la casa se cerró, dejando a Alba por primera vez sola con toda la familia de Natalia sabiendo cual era la verdadera relación que las unía.

Después del alta médica, la morena se negó en rotundo a irse a casa directa, así que, tras una ardua negociación, pudo convencer a todos de que estaba realmente bien y se fueron de comida para celebrarlo.

A pesar de toda la felicidad que sentía en esos momentos por todo su cuerpo, había un algo que no la dejaba del todo tranquila.

No le resultaba del todo cómodo estar con Alba en presencia tanto de Miguel Angel como de sus padres, pues sentía como sus ojos analíticos las miraban a cada gesto que hacían.

Entendía, o eso quería pensar, que no era más que la mirada curiosa de quien observa algo que desconocía, y al menos aparentemente, vivían compartiendo su emoción.

Aun pensando esto, en las pocas horas que llevaba fuera del hospital, estaba empezando a sentirse demasiado observada a cada paso que daba junto a Alba, y no quería pensar como sería el momento en que al fin se quedasen todos a solas si seguían mirándolas con esa intensidad.

Finalmente, Miguel Ángel decidió adelantar su vuelta a Elche. Una vez recibida el alta no tenía mucho sentido posponer su viaje, así que, pensando también en Julia aprovechó y compró el mismo vuelo que ella para poder partir juntos.

Así que después de esa comida, vino un paseo y las despedidas.

Natalia miraba emocionada la amistad que unía a Julia con su chica, comparándola con la de su padre y su recién estrenado suegro.

Eran de esas amistades que la vida pone en tu camino, y sin llevar tu sangre ni tu apellido, pasan a ser parte de tu familia.

Le pareció muy bonito saber que Julia no dudó en ningún momento en ofrecerse a viajar a Pamplona para evitar que Alba pasase ese mal trago sola, sabía que la amistad que unía a ese grupo de amigas era incondicional, pero no le dejaba de parecer emocionante ver la manera con la que querían y ayudaban siempre a su chica, pues le tranquilizaba saber que siempre, pasase lo que pasase, Alba tendría el apoyo de todas ellas.

Al igual que no dejaba de parecerle increíble el tipo de amistad que su padre y Miguel Angel habían mantenido con el paso de los años y a tantos kilómetros de distancia. Poder ver como él tampoco había dudado ni un momento en venir hasta aquí para apoyar a su familia y preocuparse por ella era algo que le demostraba una vez más el tipo de persona que era Miguel.

Se sabía afortunada por tener el cariño de los dos.

Cuando llegó su turno para despedirse se abrazó a ellos con tanto cariño, que sin palabras, entendieron todo lo que les estaba diciendo la morena.







No pudo hacerle un tour por la casa donde había crecido, ya que el día anterior había estado ya allí.

Tampoco pudo enseñarle su habitación por primera vez, pues le sabía que fue la cama donde durmió la noche anterior.

Pero si pudo disfrutar y memorizar en su retina, como fue el día que vio por primera vez a Alba en su casa, y lo bien que quedaba y conjuntaba sentada en su sofá.

No dudó en sacar su móvil y  sacarle una foto sin venir a cuento y sin avisar.

- ¿Qué haces? - se extrañó Alba entre risas cuando vio lo que hacía

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