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Natalia llegó el Lunes a Elche. En un primer momento tenia pensado ir a la oficina nada mas llegar, saludar a las rubias y comer con ellas. Pero a ultima hora cambió de opinión y así se lo hizo saber a las chicas.

Fue directa a su nueva casa e instaló sus cosas. Pensó en trabajar con unos diseños que tenia pendientes de envío pero sentía que el cuerpo le pesaba y no le apetecía hacer nada.

Se asustó con esta sensación, no era cansancio, tenia otro nombre que conocía muy bien pues ya lo había vivido unos años atrás. Tenía ansiedad. El domingo se levantó con presión en el pecho y cuanto mas pensaba en lo que le podía estar pasando peor se sentía.

Se preparó una infusión para intentar calmar sus nervios. Se sentó en el pequeño balcón de su casa provisional se encendió un cigarro y se limitó a ver la gente pasar.

Poco tardó a volver a entrar a casa y tumbarse en el sofá. Necesitaba pensar. Necesitaba escucharse, pero ni ella misma podía explicarse lo que le estaba pasando.

¿Le gustaba Alba? Planteárselo ya era algo que le incomodaba. Posiblemente estuviese confundida, pero ¿Cómo podía confundir tener sentimientos por una mujer?

Pensó, pensó mucho sobre esto. Realmente nunca había pensado en Alba de una manera sexual. Nunca había tenido ganas de besarla... pero siendo sincera consigo misma, cada día necesitaba pasar mas tiempo con ella. Este fin de semana la había echado de menos a cada momento. Se descubrió a si misma acordándose de Alba en cada cosa que hacía, pensando en como le hubiese gustado a la rubia estar ahí.

Se lamentó de su huida de ultima hora por no haber ido a comer con Alba. Quería verla. Lo necesitaba en realidad. Pero temía la reacción que podía sentir al verla. ¿Y si cuando la viese todas su dudas se respondían? ¿Estaba preparada para conocer ya la respuesta?

Quizá lo mejor, sería actuar con normalidad y verla cuanto antes. Quizá se daría cuenta que todo estaba igual, y solo había sido una confusión por los comentarios de su amiga y por el alcohol del viernes. Sentía que la cabeza le iba a estallar, así que decidió llamar a su madre para intentar distraerse un rato y dejar de pensar en el tema.

Alba por su parte estaba extrañada de que Natalia hubiese cancelado su visita para irse a casa. Le resultó raro que prefiriese trabajar sola en casa, y mas después de varios días sin verse.
Pensó en si había echo algo que hubiese podido molestar a la morena. Lo único que encontraba, fue el momento en que Natalia le contó lo de su premio, y ella al estar en el cine con su hermana no pudo contestarle mas que unas cortas frases. Luego intentó hablarle y fue la morena la que no pudo hablar, y finalmente entre una y otra no habían vuelto prácticamente a cruzar palabra, a excepción de cuando Natalia anuló la comida de hoy.
No podía estar enfadada por eso, estaba segura que ahí no estaba el problema. Así que dejó de pensar que tenia que pasarle algo, realmente no tenia mucho sentido, quizá Natalia simplemente estaba cansada y no le apetecía quedar con ellas.
En el fondo esto le picaba un poco ya que le hubiese gustado que la morena tuviese tantas ganas de verla como ella realmente tenia.

Se dio cuenta de todas las inseguridades que estaba sintiendo últimamente y eso no le gustó nada. Esa no era ella.

Alba siempre había sido una persona muy segura de si misma, si tenía alguna duda de algo, no dejaba que esto le impidiese actuar normal, siempre había ido de cara con todo y preguntando. Una cosa es lo que nosotras podemos creer que pasa y otra lo que realmente pasa. Por eso ella no era una persona de quedarse con las dudas.

En su vida amorosa siempre había sido igual, si alguien le gustaba iba a por esa persona sin duda. Ella probaba, si era recíproco perfecto, si no, a otra cosa mariposa.

KEYFRAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora