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-Alba o te levantas ya o no llegamos- explicaba Natalia con el tono mas dulce que podía.

En las últimas semanas se había convertido en algo habitual en ellas dormir juntas varios días a la semana, en los que Natalia había podido comprobar el mal despertar que tenía Alba cuando de madrugar se trataba.

-Un poquito mas...- contestó Alba poniéndose bocabajo y tapando su cara con la almohada para protegerse de la luz que entraba en la habitación.

-¡Anda mira! las mismas palabras que decías anoche cuando te decía de parar... 

-¿Qué estas hablando tu?

-Que anoche te avise que no te ibas a levantar y mira que poco me equivocaba.

-Que ya voy pesadaaaaa- contestó Alba mientras se levantaba.

-Venga te espero abajo.

Sabía que esto iba a pasar. Iban a volver a llegar tarde al trabajo, y ya iban varias veces este mes.

El día que mas tarde se les hizo, fue el primer domingo  que se quedó a dormir en casa de Alba. 

Después de la sesión de sexo en la piscina, le siguieron varias sesiones más.  

Fue el día donde Natalia perdió la poca vergüenza que le quedaba y donde comenzó a aprender todo sobre el cuerpo de Alba y el suyo propio  descubriendo y aprendiendo con sus gestos y sus reacciones. Se dejaron llevar por la pasión y otras veces por la ternura y el amor.
Ese día descubrió el sexo de una manera diferente, mucho mas profunda y con una complicidad que no había vivido nunca. No se trataba de llegar y buscar desesperadamente un orgasmo.... Por primera vez disfruto tanto o mas de todo lo que venía antes de acabar. 

 No contaron las horas que estuvieron juntas, ni los orgasmos que se dieron. Ese día no existió el reloj para ellas, nada más importaba. No sabían a que hora se durmieron, estuvieron juntas hasta que su cuerpo dijo basta y finalmente una llamada de una preocupada Marina las despertó el Lunes cuando medía hora después no habían entrado a trabajar.

Después de hablar sobre la excusa que iban a poner, quedaron en que tenían  que reconocer con toda naturalidad que habían dormido juntas después de una cena y una película que se alargó demasiado, pues de lo contrario una de las dos habría buscado la otra y no se les habría hecho tan tarde. 

Finalmente llegaron a la conclusión de que no  podían permitirse más noches de sexo hasta las tantas si el día siguiente se trabajaba, retrasos así no se podían tolerar en alguien que estaba intentando levantar una empresa de cero.

Con lo que no contaba Natalia era con la dificultad que iban a encontrar a la hora de salir de la cama cuando despertaban juntas.
Daba igual que se acostasen temprano o tarde, abrir los ojos y verse abrazadas provocaba que ninguna de las dos quisiese romper ese momento y pospusieran la alarma tanto como les era posible.

Pero este domingo, tras pasar el finde siempre en compañía de gente había sido inevitable para ellas pasar toda la noche juntas dándose todos los besos y caricias que se debían de todo el día, y aunque en mas de una ocasión Natalia trató de recordar a Alba las horas que eran finalmente acabó sucumbiendo a los encantos de la rubia y olvidándose del reloj.

-¿Conduces tu?- preguntó Alba medio adormilada mientras  cambiaba las cosas de bolso.

-Claro, venga vamos- afirmó ofreciéndole la mano para tirar de ella, gesto que la rubia aprovecho para acercarse a ella y aferrarse a su cuerpo buscando ser abrazada por la morena que no dudó un instante en envolverla en sus brazos. -¿Estas blandita hoy? 

KEYFRAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora