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Por fin había llegado el ansiado viernes. Si algo traía el verano, eran las ganas locas de que llegase ese día que daba el pistoletazo  para poder disfrutar del finde y de esos largos días en los que el sol tarda tanto en esconderse.

Alba sentía que necesitaba mas que nunca desconectar del trabajo. Le estaba viniendo un poco grande estos días donde había tenido contacto directo con muchas historias nada fáciles de escuchar ni digerir, y necesitaba como nunca un respiro.

Había sido una semana especialmente extraña para ella, no sabía si era por la puta regla que por fin ya estaba acabando, o por el calor, pero estaba bastante floja de ánimo, y necesitaba este finde como el aire que respiraba.

Tampoco pensar en  Natalia la tranquilizaba mucho. Algo le pasaba y no sabía que, y le molestaba un poquito que no se desahogase con ella.

Notaba a la morena rara, no sabía exactamente que era, pero sabía que algo no iba del todo bien. A pesar de que entre ellas estaba aparentemente todo genial, tenía la sensación de que Natalia se estaba esforzando para que esta situación se diera así. 

No podía explicar de donde venía esta intuición, pero así lo creía. Así lo sintió cuando el jueves fue a comer con ella y con Marina y la vio más animada de lo que podía esperar después de toda una noche sin dormir y llorando por mucho que esta se lo hubiese negado.

Esa necesidad de aparentar estar bien, es lo que no le encajaba a Alba.

Ese jueves por la noche le saltaron mil dudas y miedos. Pensó que quizá Natalia estaba empezando a plantearse lo que tenían, y  no sabía muy bien como pararlo. No podía olvidar las palabras que le dijo meses atrás: " Nunca me he enamorado" "Me canso super pronto de las personas" "Al principio mucha pasión mucho sexo todo genial pero luego..." 

No podía evitar pensar en eso, y compararlo con su situación. ¿Y si se había arrepentido y no sabía como dejarla por no estropear su amistad?

Sintió mucho miedo al pensar esta posibilidad. No. No podía ser eso...

De repente se volvió a ver perdida. Si algo aprendió con la ruptura de Dani, fue a quererse a ella por encima del resto del mundo, y a ser la persona mas importante de su vida. 

No podía volver a permitirse el olvidar que las personas nos tienen que complementar no completar, y este último mes con Natalia sentía que se le estaba yendo todo de las manos. No podía perder el norte de esta manera, pues cada día que pasaba más le costaba imaginarse una vida sin ella.

Intentó recordarse lo que le había costado recomponer su vida. Y si hay algo mas difícil que empezar, es volver a empezar. Y tenía tenia la sensación que con Natalia ya estaba metida hasta el fango, y no quería ni pensar en como acabaría otra vez si Natalia decidiese no continuar con lo suyo. 

Así que tampoco evitó  reconocerse que estaba perdidamente enamorada de ella.

Su desazón residía en ese sentimiento de necesidad hacía ella. Su compañía siempre le había dado paz, y lo que le daba ahora, estaba muy  por encima de algo que pudiese explicar con palabras.

Con Natalia había encontrado ese punto de complicidad donde no hacía falta hablar. Donde sus miradas y sus gestos se lo decían todo. Por eso intentó olvidarse de la posibilidad de que la morena quisiera dejarla pues cuando veía con los ojos que la miraba no era eso lo que en realidad veía.

Y el sexo. Uf el sexo. Le costaba recordar un nivel de complicidad mayor con alguien. Quizá era por ser una mujer, o quizá porque era con la primera mujer que se había acostado estando enamorada de verdad, pero las reacciones de su cuerpo cada vez que sus pieles se juntaban la llevaban a lugares que nunca había conocido.

KEYFRAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora