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- ¿Qué te ha dicho mi madre? – preguntó mientras tendía su mano para que le devolviera el teléfono.

-Que haber cuando volvemos a Pamplona, que hace dos meses que no te ven- explicaba mientras se reía al ver como su chica rodaba los ojos- que bien que viajamos a Madrid, pero a verla a ella nada de nada.

-Pero lo dice por verte a ti ¿Sabes? Que verme poco a mí no es ninguna novedad para ella.

-Celosona

-Para nada, a mí me encanta que os llevéis tan bien

-Disculpen. ¿Prensa? ¿Algo para beber? - interrumpió el azafato que se encontraba a su lado sin ellas haber reparado en su presencia.

-Yo sí quiero el periódico gracias- contestó Alba amablemente con una sonrisa- Voy a ver qué pasa en el mundo, te dejo con tus cosas- informó a la vez que le daba un beso y abría el periódico para distraerse un rato antes de llegar a Elche.

Tras las presentaciones oficiales en su corta estancia en Pamplona, rara era la llamada telefónica con su familia donde no reclamaban hablar con Alba si sabían que estaban juntas en ese momento.

La primera vez que eso pasó, sintió un poco de apuro al pasarle el teléfono, no quería poner a su chica en ningún compromiso. Poco más de un par de minutos bastaron para confirmarle que Alba contestaba de buena gana al reclamo que hacía su familia con ella.

Nada le calentaba más el alma que ver el cariño con el que se trataban mutuamente. Lo vivió en persona los días que estuvieron allí y lo seguía viviendo día a día al ver como se interesaban mutuamente por cada pequeña novedad que pasase en sus vidas como había sido la apertura al fin de Calzados Lux.

Dos semanas después de su vuelta de Pamplona, y tras el anuncio y la presentación oficial de la empresa de reinserción, comenzaron al fin las mujeres a dar sus primeras puntadas al mando de una máquina de aparar.

No quisieron arriesgar y cerrar ningún contrato de producción atándose a ninguna fecha ni a ninguna campaña, pues no tenían claro cuando las mujeres, aun aprendiendo el oficio, serían productivas y capaces de sacar todo adelante, por lo que se tomó la decisión de dejar las dos primeras semas de margen, usando exclusivamente retales sobrantes para que fuesen practicando y aprendiendo lo necesario para la elaboración de las botas que con tanto cariño Natalia había diseñado pensando exclusivamente en ellas, simplificando al máximo las costuras.

El fin del verano y la vuelta a la rutina había traído muchos cambios a sus vidas.

Ahora Alba, pasaba mucho más tiempo supervisando y preparando todo lo que se vendría en los meses próximos para Lux, que en las oficinas de Martinello.

Por su parte Natalia, aunque seguía dando vueltas a la cabeza a la idea de montar algo parecido a un taller de diseño, había decidido aceptar un par de campañas que le habían ofrecido grandes marcas y que la tenían viajando de Madrid a Elche un par de veces al mes.

Montó su propio taller en casa, usando una de sus habitaciones libres. Trabajaba a diario allí tanto en el diseño como en la confección de la prenda "madre" que posteriormente sería presentada a la marca para comenzar su producción a gran escala.

Alguna tarde a la semana la pasaba con Ana trabajando y revisando los diseños de la chica, ayudándola a crear un pequeño portafolios para ser presentado a colegas de Natalia, mientras ella misma empezaba poco a poco a preparar su gran proyecto en mente. Estaba totalmente decidida a crear su propia marca de ropa, y una vez esto arrancase dar visibilidad a nuevos talentos promocionándolos con su nombre.

Estas tardes de trabajo junto a su pupila, a la que le unía su gran pasión por el mundo del diseño y de la moda, habían logrado que poco a poco empezasen a forjar una amistad, quedando fuera de sus momentos de trabajo para tomar algo y conocer más de su vida, y de paso, empezar a crear otros círculos sociales más allá de los que había creado gracias a Alba.

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