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Alba saltó de la silla en cuanto escuchó el timbre sonar.

Fue corriendo hacía la puerta y notó el aire entrar por sus pulmones cuando al abrir se encontró a Natalia detrás de esta.

Se lanzó a abrazarla olvidándose de cómo se respiraba de nuevo.

- ¿Dónde estabas? Me habías asustado- dijo en un murmuro

No había pasado mucho tiempo desde que se dio cuenta de la ausencia de Natalia hasta que esta volvió a casa, pero estos minutos fueron lo suficientemente eternos y angustiosos como para ser consciente, una vez más, de lo que la necesitaba en su vida.

No sabía muy bien lo que había empujado a la morena para salir huyendo de su casa. Imaginaba que esta, se estaría auto inculpando de la reacción de su hermana al enterarse de todo, pero no soportaba la idea de esa Natalia autocompasiva vagando por las calles pensando que no era buena para ella.

Le ahogaba pensar en esa idea. Sentía que así nunca podrían avanzar. No podía estar toda la vida tratando de convencer a Natalia en que estaba conforme con sus tiempos, y que no la hacía responsable de lo que acababa de pasar con su hermana, o con las futuras reacciones que pudiesen tener otras personas con su relación.

- ¿Y para mí no hay nada?

Abrió los ojos al escuchar esa voz. Era su hermana sonriendo parada justo detrás de Natalia.

-Marina...- susurró sorprendida

- ¿Me vas a dar un abrazo o te vas a quedar ahí parada con cara de boba mucho más tiempo?

Alba sonrió y se lanzó a los brazos de su hermana. Esos brazos que siempre habían estado para ella. La abrazó, y se dejó abrazar. Notó su perdón sin ni siquiera hablarse.

Sintió un apretón en su cuerpo y como su hermana se separaba un poco para mirarla a la cara y romper a reír.

-Vamos para dentro que tenemos mucho que hablar nosotras tres anda...

-Yo creo que mejor me voy y habláis vosotras tranquilamente- informó Natalia buscando los ojos de Alba para decirle que todo estaba bien.

-¿Cómo? No no, olvídate... tú te quedas aquí, vamos que sí te quedas...- ordenó Marina tirando de ella hacía el jardín.


-Bueno chicas, nosotras nos vamos- informó María cuando las vio llegar.

- ¿Nos vamos?- preguntó en un susurro Julia que pensaba quedarse para enterarse bien de todo.

-Si nos vamos ya que tenemos que cenar aun y todo- continuó Mimi para desgracia de Julia.



Después de una corta despedida, tomaron las tres asiento en los sillones de madera junto a la piscina.

Natalia se puso al lado de Alba, agarrando su mano y dejando un suave apretón en ella. Nadie sabría decir si para trasmitir tranquilidad a Alba o a ella misma.

Cuando decidió salir corriendo detrás de Marina, no pensó en ningún momento que Alba desconocía sus intenciones, y no fue consciente hasta que la rubia abrió la puerta y vio su cara de angustia, del mal momento que esta habría pasado sin saber bien que es lo que estaba sucediendo realmente.

-¡Míralas que monas! - exclamó emocionada Marina cuando vio la unión de sus manos.

A continuación, por primera vez, las dos juntas contaron toda su historia y lo que había estado sucediendo todo este tiempo.

KEYFRAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora