23

4.4K 236 13
                                    

Natalia sin poder conciliar el sueño volvió a mirar el reloj.  Ver la hora que era y hacer la resta mental para saber cuantas horas quedaba para que el despertador sonase no hacía mas que incrementar su ansiedad.
Ni siquiera la presencia de Alba acostada a su lado durmiendo plácidamente era capaz de tranquilizarla.

"Esto esta empezando a costarme un poco..." no podía quitarse de su cabeza las palabras que Alba le había dicho hacía unas horas después de que la morena confesara que no estaba preparada para contar a la gente que estaban juntas. ¿Porque estaban juntas no?

A pesar de que entre ellas todo iba genial, esta noche se había dado cuenta de que tenían muchas conversaciones pendientes.

Sabía que los hechos eran mas importantes que las palabras, y ellas día a día se lo demostraban todo, pero desde la primera conversación que tuvieron el día que se sinceraron las dos reconociendo sus sentimientos nunca mas habían vuelto a poner en palabras lo que realmente sentían la una y  la otra.

Cada día que pasaba se daba cuenta que nunca había sentido nada con nadie que se comparase a lo que sentía por Alba.

Ella había llegado a su vida, y en unos meses había accedido a un lugar de su mente que ni ella conocía, moviendo los cimientos de todo lo que daba por hecho, removiendo sus sentimientos, y haciendo que su cuerpo la deseara como nunca había deseado a nadie antes.

Giró su cara para observarla dormir, tan tranquila, tan en paz con ella misma... y unas lágrimas silenciosas se deslizaron por la cara de la morena por este sentimiento de culpabilidad que le oprimía el pecho.

Se levantó de la cama, y salió a hurtadillas de la habitación para evitar despertar a su rubia. Se sentó en el sofá y se dejó llorar para intentar sacar todo la presión que tenía acumulada en su interior.

Tenía miedo.

Se sintió estúpida. Había estado tan ocupada estando con Alba que no se paró a pensar en que la rubia en algún momento querría tratarla en público al igual que se trataban cuando estaban a solas.

Y era este pensamiento el que la tenía totalmente desvelada.

A pesar de la seguridad que tenía acerca de lo que sentía por Alba, no se veía capaz de hacerlo público.

Podría parecer que ya había hecho lo mas difícil. Ser sincera con ella misma. Escuchar a su corazón, tener la mente abierta y dejarse llevar por lo que realmente sentía. Pero no se veía capaz de ser sincera con el mundo a pesar de la liberación que recordó sentir cuando le confesó a Marta que Alba le gustaba.

¿Y si todo el mundo no reaccionaba igual de bien que su amiga?

Ni en su familia, ni en su círculo más cercano de amistades había habido nunca ninguna persona del colectivo.
Conocía un par de parejas de chicos por amistades en común por su gente de Madrid y poco más... Y aunque ella siempre lo había visto con total normalidad y nunca había juzgado a nadie por su orientación sexual verse ahora del otro lado le había provocado  sentir mil miedos.

¿Que diría su familia? ¿Y sus amistades? ¿Decepcionaría a alguien? ¿La dejarían de lado? ¿Habría alguien que no la aceptase y se iría de su vida?

Le molestaba pensar que la gente hablaría de ella a sus espaldas cuando se enterasen de todo. Quizá hasta pensarían que toda la vida había estado fingiendo mientras salia con chicos para  ocultar su verdadera orientación sexual.
Pero esto no era así. Ella nunca había sentido nada por una chica. No había sido algo que se hubiera intentado negar y ocultar  toda su vida, simplemente le había pasado ahora y no había podido ni había querido evitar que pasara.

KEYFRAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora