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Sentir su boca lamiendo sus pezones mientras sus manos se deslizaban lentamente sobre su abdomen era más de lo que Natalia podía soportar.

La estaba llevando al límite, estaba jugando con ella... La lentitud de sus caricias no hacía más que añadir fuego a la olla a presión que sentía la morena en su bajo vientre.

Intentó revolverse, tomar ella el control y poder aliviar de alguna manera lo que Alba estaba provocando en ella, pero la rubia sujetó rápidamente sus manos llevándolas hasta el colchón, mientras que con sus muslos inmovilizaba el cuerpo de la morena.

- ¿Dónde vas fiera? - susurró mientras arrastraba sus dientes por el lóbulo de su oreja y lo succionaba.

-Eres una cabrona- afirmó entre jadeos mientras continuaba en su intento de escapada.

-Chsss, aguanta un poco más- pidió mientras que soltaba una de sus manos para agarrar su cara y dejar un profundo beso en su boca.

Natalia se olvidó por unos instantes de la batalla que estaba librando contra el cuerpo que la presionaba, abandonándose en ese beso y dejándose invadir por la lengua de la rubia.

Se destrozaban la boca y con las lenguas calmaban la ferocidad de sus besos.

Con sus manos ya liberadas, la abrazó por la espalda, arrastrándolas de arriba abajo para poder tocar toda la extensión posible de la piel de su rubia.

Alba se deslizó sobre su cuerpo, buscando el roce de sus vaginas y comenzando un baile que sorprendió a la morena.

Unos minutos después, y buscando un mayor roce, levantó la pierna y encajó sus centros a la perfección.

La humedad que ambas tenían acumulada, facilitó que sus pliegues resbalaran fácilmente aumentando cada vez más su excitación.

El latigazo que ambas sintieron cuando entraron en contacto directo provocó que una corriente les recorriera el cuerpo de pies a cabeza.

Con los cuerpos sudorosos y las respiraciones descompasadas empezaron a perder el poco control que les quedaba.

Alba, consciente de que llevaba demasiado tiempo llevando a la morena a lo más alto, para luego dejarla caer, decidió darle el final que se merecía.

Desencajó sus piernas rápidamente, para bajar su boca hasta las profundidades que la reclamaban.

Sin rodeos, lamió todo su centro, y atacó directamente la parte más sensible de su cuerpo, absorbiéndola y dejando rápidos toques con su lengua.

Tuvo que sujetar el cuerpo de la morena, cuando esta empezó a retorcerse sobre sí misma.

Introdujo dos de sus dedos de golpe, que fueron acogidos sin ningún tipo de problema y tras unas cuantas estocadas la llevó a lo más alto viendo como arqueaba su cuerpo hasta casi partirlo en dos.

Se quedó dentro de ella, notando aun los espasmos que no se calmaban mientras ambas recuperaban la respiración.

Cuando al fin salió de ella, Natalia sintió una sensación de vacío que no supo explicar. Era como sentir que le acababan de arrancar una parte de su propio cuerpo.

Notó como Alba le limpiaba toda la zona y a continuación subía buscando su boca.

Se dejó besar tiernamente y se pudo degustar en los labios de la otra.

Todavía algo aturdida intentó relajarse sintiendo como Alba le acariciaba la cara. Cerró los ojos al sentir como con sus dedos recorría suavemente todo su contorno, buscando luego el arco de sus cejas, su nariz y acabando por sus labios donde dejó un suave beso.

KEYFRAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora