—Fumiko... Te amo con todo mi corazón.
Las palabras de Kyojuro le recorrieron toda el alma como una ola cálida y abrazadora.
—¿Dónde estás?—. Preguntó ella girando a todos lados, viendo solo la oscuridad que se extendía infinitamente.
De pronto hubo mucho silencio, y su voz se había ido por completo.
—Por favor, no me dejes—. Suplicó ella al aire, abrazándose a sí misma con fuerza. —Yo también te amo.
Un par de ruidos como si alguien estuviera caminando de un lado a otro, la fueron trayendo poco a poco a la realidad.
—Kyo...—. Balbuceó ella sin abrir todavía los ojos.
—¡Fumiko-chan!—. Exclamó Senjuro mientras se acercaba rápidamente al futón donde ella estaba recostada. —Despertaste—. Le susurró aliviado.
—¿Dónde...?—. Acostumbrándose a la poca luz que había en la habitación, se dio cuenta que se encontraba todavía en la residencia Rengoku, de vuelta en su habitación.
—Qué alivio que estés bien, Fumiko-chan—. Le dijo el menor, tocando el hombro de la chica.
—Senjuro... Kun—. La garganta le dolía, ni qué decir de su cuerpo. —Lo siento, te preocupé.
—¡No! Por favor, no digas eso. Estás muy mal, necesitabas descansar.
Ella lo miró agradecida, sonriendo muy poco ante la empatía del chico.
—¿Qué pasó?
Senjuro bajó la mirada nervioso, mirando a otro lado. —Llevas dos días dormida.
—¿Y tu padre?—. Preguntó, recordando con claridad todo lo ocurrido antes de quedarse dormida.
El chico tensó los hombros y apretó los puños frente a él.
—Ayer salió a hablar con Ubuyashiki.
—¿¡Qué?!—. Como si hubiera recobrado toda la consciencia, ella se levantó de golpe, mirando a Senjuro aterrada.
—No es para tanto, Nakamura—. Desde la puerta, la voz del patriarca resonó seriamente. —No deberías moverte tanto.
Girando la cabeza para encarar al hombre, el pánico no abandonó su cuerpo. Él estaba recargado de brazos cruzados en el marco de la puerta, viendo a la chica.
—Rengoku-sama...—. Susurró ella nerviosa.
—Solo fui a aclarar unas cosas con él, no a quitarte tu título de cazadora—. En cuanto hablaba, se dirigió a un lado de su hijo menor para poder sentarse a su lado. —Me alegra verte despierta.
Esta nueva faceta más preocupada y amistosa de Shinjuro la desconcertó ligeramente. Era raro que casi de la noche a la mañana ya no fuera tan seco y grosero con ella. Al menos no tanto.
—Gracias, Rengoku-sama—. Agradeció Fumiko mientras bajaba un poco la cabeza.
—Justamente acabo de regresar—. Afirmó mientras se acomodaba. —Y vengo a decirte lo que sucedió.
Por la manera tan tranquila en que estaba actuando el patriarca, ella se removió un poco para encararlo, intentando relajarse.
—Es una situación complicada. No es la primera vez que el cuerpo de cazadores captura a un demonio y lo mantienen bajo custodia—. Comenzó a explicar, bajando la vista a su propio regazo. —Sin embargo, esta es la primera vez que capturan a un usuario de una respiración convertido en demonio.
Fumiko asintió con la cabeza, prestando toda la atención posible.
—El patrón tampoco te culpa por cómo reaccionaste, pero tenemos que analizar con cuidado nuestras opciones—. Inspiró un poco antes de continuar hablando. —Como sabes, el chico de aretes de hanafuda que vino contigo hace unos días tiene una situación muy similar. Su hermana ha sido capaz de controlarse y no comer humanos, incluso ha peleado para protegerlos. La cuestión es que no estamos seguros si Kyojuro también tenga esa voluntad.
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El calor de tu sonrisa
FanfictionUna tragedia es todo lo que basta para que se conozcan y cambien sus vidas por siempre. Sé bienvenido a la historia de Nakamura Fumiko y su camino para convertirse en cazadora de demonios. Este es un loco OCxPersonaje / LectoraxPersonaje. Advierto q...