El calor de tu sonrisa

42 - Reunión

—Aagh...—. Bufó irritado Sanemi. —No saben cuánto los envidio. ¿Por qué no puedo ser yo quien se encuentre de la nada con los demonios?

—Tampoco es como si la gente se cruzara con demonios todo el tiempo—. Opinó Obanai. —¿Pero cómo están ustedes? ¿Kanroji, Tokito, Nakamura?

—¡Oh sí! ¡¡Me siento muchísimo mejor!!—. Respondió la peli-rosa increíblemente animada.

—Yo... aún no he recuperado toda mi fuerza...—. Confesó suavemente el Pilar de la niebla.

—Bien—. Susurró la última secamente, mirando las palmas de sus manos de forma apagada.

Había pasado tan solo un día desde que la cazadora había despertado y casi en el momento que ella había podido caminar, convocaron una reunión de emergencia con todos los Pilares. Y a pesar de las oposiciones de Shinobu, sus tres compañeros se encontraban ahí.

Por su lado, a pesar de sentir el cuerpo débil y vacío; sin mencionar toda la tristeza que estaba latente en su pecho y lo cansados que se veían sus ojos, el único motivo por el que Fumiko había decidido atender, era para quitarse el pendiente de "ser un fracaso total como cazadora"... Oh, y renunciar.

Así es, Nakamura Fumiko había decidido dejar de ser cazadora de demonios.

Desde la fuerte conversación con su familia, como una tortura interminable, la chica no había parado de repetir las dolorosas palabras de Shinjuro y sobre todo las de Senjuro en su cabeza. Por ello, justo en ese momento, estaba decidida a sacrificar su título. Por su amor a los Rengoku.

—Si hubiéramos llegado a perder más Pilares, los cazadores estaríamos en grandes problemas—. Analizó Gyomei, derramando sus usuales lágrimas. —Pero haber vencido a dos lunas superiores sin haber sufrido bajas, fue una gran victoria.

Fumiko cerró los ojos con decepción y suspiró suavemente.

Si no fuera por su incompetencia, hubieran sido tres lunas derrotadas.

Pero bueno, qué más daba, de todos modos, esa sería la razón por la que ella iba a renunciar.

—Ustedes en verdad se recuperaron bastante rápido después de aquello—. Halagó Shinobu. —Sobre todo tú, Nakamura-san.

La nombrada forzó una sonrisa, tratando de esconder con todas sus fuerzas la burbujeante ira consigo misma. El haber estado cerca de morir había sido el detonante de su... Pequeña pelea con su familia... Pero Fumiko no quería que Shinobu supiera eso.

—Probablemente el Patrón quiera hablar con nosotros acerca de esto—. Dijo Giyuu, con la mirada perdida en el suelo.

—Lamento mucho la demora—. La familiar voz de la esposa del líder de los cazadores resonó en la habitación, justo después que el Pilar del agua terminara de hablar. —Con el fin de presenciar esta reunión, yo, Ubuyashiki Amane, estaré presente en representación de Ubuyashiki Kagaya.

Fumiko apretó un poco los puños, detectando la terrible angustia de la familia del Patrón.

Oh no. Algo malo le había ocurrido.

—Ahora mismo, la enfermedad que atenta contra la salud de nuestro señor, ha empeorado y me envía ante ustedes para rendir sus disculpas en su ausencia.

"Me lo imaginaba".

La fuerte esencia de preocupación en todos los Pilares se hizo increíblemente pesada.

—Entendido—. El Pilar de la roca fue el primero en responder. —Rezaré para que la tenue llama de vida que yace en el Patrón siga encendida aunque sea por un día más, y también para que usted esté saludable, Amane-sama.