45 - Agradecer

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Que bello atardecer.

Fumiko sonrió.

Era algo hermoso poder apreciarlo. Estar... Presente del todo.

Tomó aire profundamente, cerrando los ojos para sentir cómo sus pulmones se expandían.

El dolor de su costado había desaparecido casi por completo. Hizo una nota mental, recordando que debía agradecer a Shinobu por ello.

Reabrió sus ojos, volviendo a prestar su atención a los colores del cielo y a las pocas nubes que se movían lentamente en el horizonte.

Ella amaba los atardeceres, incluso mucho antes de conocer a Kyojuro. Conocerlo a él solo había incrementado su amor. Ese fascinante cambio del día a la noche... Simplemente no tenía comparación.

Se abrazó a sí misma cuando una ligera corriente de aire acarició su cuerpo y se quedó en esa posición durante un tiempo más, disfrutando del poco calor que se proporcionaba a ella misma.

Después de haber conversado con Senjuro, casualmente Tanjiro había aparecido en la habitación para llevarse al muchacho, dejando sola a Fumiko.

Aunque se había quedado sola, la cazadora se sentía tan tranquila que quería ver el cielo y disfrutar de esa nueva sensación de paz que ahora tenía. Desgraciadamente para Kyojuro, por ser un atardecer, no había podido acompañarla.

—¿Fumiko-chan?—. Casi como si fuera una pluma, Mitsuri aterrizó a pocos metros de su amiga. —¿Qué haces aquí sola?

—Mitsuri-chan, qué bueno que hayas podido venir—. Saludó suavemente mientras sonreía, transmitiendo toda la calma que ahora sentía. —Estoy admirando el cielo.

—Ah, ya veo—. En cuanto sus mejillas se pintaban de rosa, Mitsuri también dirigió su mirada al bello atardecer. —¿Puedo acompañarte?

—Por supuesto—. Sin siquiera dudarlo, Fumiko señaló su lado vacío en aceptación. —Me da gusto que hayas vuelto, estoy emocionada por el entrenamiento de fuerza y flexibilidad.

—Ta- también yo, Fumiko-chan—. Una vez sentada, Mitsuri balbuceó una risa y se cubrió la boca con su puño cerrado. —A mi me alegra que te estés recuperando a buen paso.

Su cálido sentimiento de paz solo incrementó otro poco por el cumplido, siendo su turno de reír ligeramente.

—A mi igual... A mi igual—. Repitió, sólo que en voz baja.

En verdad, poder haber sobrevivido era lo mejor.

Aunque...

En pocos segundos, su sonrisa se fue apagando cuando un nuevo nudo se fue posicionando en su pecho.

Lo reconoció de inmediato. Era preocupación. Pura y completa.

Apretó un poco su abrazo y tragó saliva mientras tensaba la mandíbula.

Oh, Kyojuro.

¿Por qué?

Fumiko sentía cómo su corazón se aceleraba en una terrible mezcla de miedo y tristeza.

Por un momento, ella se sintió extremadamente culpable.

Él sería capaz de sucumbir a sus instintos de demonio por el dolor de perderla.

Pero... ¿Y ella?

... ¿Cómo ella se había atrevido a superar a Taiki?

Tal vez si ella se hubiera aferrado a su recuerdo y hubiera rechazado a Kyojuro...

Bajó la mirada en cuanto ocultaba su cara entre sus manos.

No.

No.

El calor de tu sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora