El calor de tu sonrisa

44 - Las acciones hablan más que las palabras

—Ambos recuerdan en qué consiste la dinámica, ¿cierto?—. Preguntó Shinobu, mirando más a su compañera que al demonio.

Ambos asintieron, sin realmente prestarle atención. Estaban concentrados mirándose fijamente.

Kyojuro tenía los brazos cruzados y se veía bastante ansioso. Si no tuviera su mordaza, lo más probable es que estaría luciendo su usual sonrisa.

Fumiko tenía sus ojos entrecerrados, analizando profundamente esa expresión en él.

Esa era la misma cara que ponía cuando entrenaban... Eso no era bueno.

Tendría que estar muy, MUY atenta.

—Muy bien... Comiencen.

A pesar de no haberlo dicho tan efusivamente, la pequeña señal de la jefa de la finca fue suficiente para desatar una impresionante lucha entre los prometidos. Sin embargo, después de casi 1 minuto de estar batallando, Kyojuro consiguió lanzarle la medicina a la cara de su sucesora.

—Punto para Rengoku-san—. Anunció la Pilar del insecto, cubriéndose los labios con su dedo índice para no reírse.

Fumiko rezongó asqueada, restregándose los ojos con la manga de su camisa.

—¿Lista para otra ronda, Nakamura-san?—. Preguntó en tono de burla Shinobu.

—¡UM!—. Resonó Kyojuro con la garganta en su lugar.

Tanto su prometida y la chica de ojos púrpura se giraron a verlo desentendidas.

Él apuntó su sien, luego a Fumiko, en seguida a él y finalmente levantó su mano izquierda para señalar su dedo anular.

"¡Recuerda que nos vamos a casar!"

La cara de la chica frente a él se tornó absolutamente roja en cuestión de segundos mientras la risa de Shinobu resonaba con ternura.

—¡Oh! Perdón—. Se disculpó mientras ladeaba la cabeza divertida. —Quiero decir, Fumiko-san—. La manera tan melosa y sarcástica cómo lo había dicho, solo empeoró la vergüenza de la nombrada. —¿Está mejor?

—¡UJUM!—. Afirmó contento.

—Terminemos con esto, ¿quieres?—. Reclamó la cazadora, pasando su puño cerrado debajo de su nariz para tratar de quitarse más rastros de la olorosa medicina.

El extraño entrenamiento de rehabilitación de la Finca de las Mariposas era la parte menos preferida de Fumiko cada vez que estaba de visita ahí. De por sí, enfrentarse a Shinobu era complicado, ahora con el entusiasta Rengoku Kyojuro, lo era incluso más.

Como ella todavía no estaba completamente lista para hacer los ejercicios de estiramiento, lo único que la jefa de la finca le permitía hacer era esa fase de agilidad con el juego de los vasos. Y para su... Em... ¿Suerte? Kyojuro se había ofrecido a ayudarla a entrenar, lo que significaba que iba a forzarla a dar todo de ella... Tal como cuando la tomó como su discípula.

—De acuerdo. ¿Listos?... Comiencen.

Ligeramente frustrada por haber perdido la primera vez, después de otro minuto, Fumiko le lanzó la medicina a Kyojuro, apuntando específicamente a su pecho.

—Oh, vaya, empate—. Anunció Shinobu suavemente, aunque, por su esencia, se le notaba que estaba disfrutando mucho verlos batallar entre sí.

Bueno... Esto iba a tardar un poco.

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Era una tarde muy bella.