Fumiko alzó un dedo para indicarle a Senjuro que le diera un momento. Casi al instante, ella terminó estornudando.
—Oh, salud—. Le deseó el menor de los Rengoku, poniendo un dedo sobre sus labios para no reírse.
—Ay—. Ella se limpió la nariz con el dorso de su mano antes de sorber. —Gracias y discúlpame, no quería interrumpir.
—Está bien, descuida—. Acompañando su tranquila sonrisa, Senjuro cerró los ojos y ladeó la cabeza.
Ahora, pocos días después del cumpleaños del chico, ambos se encontraban caminando de vuelta a la residencia Rengoku, con un par de bolsas llenas de víveres para la semana.
Para empezar, desde que Kyojuro se había vuelto un Pilar hace dos años, su presencia en la casa se había vuelto más infrecuente que antes. Incluso Fumiko tenía más tiempo libre gracias a él.
Por ello, tan solo habían logrado celebrar el cumpleaños de Senjuro el día anterior con una visita a una feria de libros, comprar dulces y por supuesto, nuevas prendas para él; después de todo, ya había crecido bastante. Todo esto antes de que el cuervo del Pilar apareciera para anunciar una nueva misión para el cazador de alto rango.
Gracias a ello, en ese momento, solo se encontraban Fumiko y Senjuro en la residencia. O bueno, relativamente.
Desde que Kyojuro había obtenido su título como Pilar, Shinjuro había sido... Retirado del puesto de cazador en lo absoluto. Casi nunca salía de su habitación y cuando lo hacía, era para buscar comida y sake. Fumiko a veces deseaba que también saliera para tomar un baño, pero era demasiado pedir y ella no era quién para entrometerse con el hombre.
En fin, al menos tenía el consuelo que el antiguo Pilar tampoco se le acercaba, ni a ella ni a ninguno de sus hijos. No tenía idea por qué y quería pensar que era debido a que él finalmente respetaba que tanto ella como Kyojuro se habían vuelto increíblemente fuertes como para defenderse de cualquiera de sus ataques. Pero tal vez eran delirios de ella, quién sabe.
Por otro lado, otra novedad había sido que en el previo cumpleaños de Senjuro, él le había confesado a Fumiko que él se había dado por vencido en convertirse en cazador. Según él, el único motivo por el que había decidido contárselo a ella era porque Kyojuro ya le había dado la noticia que ella también sería su sucesora. Confiaba en que ella sería lo suficientemente discreta para guardar su secreto y apoyarlo con su decisión; acertando completamente en su intuición.
Aún así, Fumiko le pidió que le explicara un poco más de sus razones y la principal había sido que, a pesar de haber entrenado junto con ella y su hermano mayor durante múltiples veces... Su espada nichirin nunca cambió de color, siendo una señal que él no tenía el talento para convertirse en espadachín. En pocas palabras, haber hecho tanto esfuerzo para que jamás hubiera rendido fruto, lo había decepcionado bastante.
Por supuesto que de vez en cuando se ejercitaba con ellos, pero exclusivamente para mantenerse en forma y nada más.
De cualquier modo, Fumiko adoraba estar junto a él y apoyarlo en cualquiera de sus decisiones. E incluso, escucharlo, como justo ahora mientras seguían caminando de vuelta a su hogar.
—¿Quién crees que esté hablando de ti?—. Preguntó el chico mientras se inclinaba ligeramente para soplar una pequeña pelusa de su nueva camisa naranja.
—¿Qué? ¿A qué te refieres?—. En respuesta, Fumiko parpadeó, igual ladeando su cabeza pero en confusión y para verle la cara.
—¿Nunca habías escuchado de esa superstición?—. Ella negó y entonces el chico continuó. —Se dice que cada vez que estornudas es porque alguien en alguna otra parte está hablando de ti.
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El calor de tu sonrisa
FanfictionUna tragedia es todo lo que basta para que se conozcan y cambien sus vidas por siempre. Sé bienvenido a la historia de Nakamura Fumiko y su camino para convertirse en cazadora de demonios. Este es un loco OCxPersonaje / LectoraxPersonaje. Advierto q...