Fumiko agitó una vez más su katana de madera con fuerza.
Sin embargo, por la cantidad de veces que había repetido el ejercicio, miró una de sus manos con cara dolida, haciéndose consciente del ardor en sus palmas.
Ya había pasado un año desde que ella se había vuelto estudiante de Kyojuro.
Estaba sola en aquel jardín mientras varios pétalos de sakura caían a su alrededor. No quería frustrarse, pero el dolor estaba comenzando a volverse insoportable y ella tenía que seguir entrenando.
Recordando lo que estaba practicando, cerró los ojos, regresando de nuevo a su postura y concentrándose en su respiración para aliviar el dolor.
Ella levantó los brazos con la intención de volver a blandir su espada-
—¡Lo haces excelente Fumiko-chan!—. La fuerte voz de Kyojuro resonó.
Ahogando un grito, abrió los ojos asustada, dirigiendo su mirada a su mentor. Sin embargo, antes que pudiera reclamarle por aparecer de la nada, un pequeño hipo se hizo presente.
Parpadeó sorprendida al mismo tiempo que se cubría rápidamente los labios con sus dedos. Y de pronto, otro hipo volvió a sonar. Él también se había quedado callado, igual de desconcertado que ella.
Él se cruzó de brazos mientras comenzaba a explicarle con una gran sonrisa: —¡Recuerda que puedes controlar cada fibra de tu cuerpo con-
El hipo de ella lo interrumpió.
Fumiko no había quitado su mano de sus labios, así que solo presionó con más fuerza por haber interrumpido a su mentor sin querer. Aunque, no pudo aguantar más antes de echarse a reír con hipos interfiriendo de vez en cuando, provocando que sus risas aumentaran más y lentamente ambos ruidos se fueran mezclando de forma natural.
Kyojuro la miró confundido, sin entender qué era lo gracioso de tener hipo. Él abrió la boca para preguntar, siendo que Fumiko se le adelantó.
—Lo lamento tanto *hic* Rengoku-san —. Le habló como pudo, aún agobiada por su propia risa. —Solo permíteme *hic* disfrutar del momento.
Él por su parte, levantó las cejas impactado, dándose cuenta de algo. Se había hipnotizado, viéndola reír de esa manera, pidiendo disfrutar el momento.
En un parpadeo, tuvo un vistazo del pasado, recordando el gesto dolido y triste que ella tenía cuando la conoció por primera vez. Pero ese recuerdo se evaporó casi al instante, siendo reemplazado por lo que veía en ese momento.
Justo en ese instante, Kyojuro tomó la decisión de querer cuidar esa sonrisa. Iba a hacer todo lo que estuviera en su poder para verla feliz.
—Bueno, ya—. Suspiró Fumiko, murmurando entre dientes hacia ella misma.
Por fin, la chica se concentró en calmar su respiración para acabar con el hipo. Esta vez, él no la interrumpió, solo se le quedó viendo aún sorprendido.
Sin mucha dificultad, después de un par de segundos, el hipo se había ido por completo, quedando solo el sonido casual del viento.
—Listo—. Ella sonrió, orgullosa de haber logrado su cometido.
En cuanto vio su respuesta, Kyojuro se acercó a ella, con una cara seria. Fumiko abrió los ojos, dándose cuenta de cómo la esencia de su mentor había cambiado.
—¿Rengoku-san? ¿Sucede algo?
Con delicadeza, el rubio tomó la mano libre de Fumiko entre las de él y sostuvo su agarre entre ellos.
—¡Fumiko-chan! ¡Cásate conmigo!—. Le pidió de pronto, acercando su rostro al de ella, sonriendo emocionado.
Ahora fue el turno de ella de abrir los ojos como plato, sintiendo la punta de sus orejas arder y sus mejillas calentarse en cuestión de segundos.
—¡¿Qué?!—. Exclamó ella, desconcertada mientras echaba el resto de su cuerpo para atrás, en un intento de alejarse de la inesperada cercanía de su mentor.
—¡Cásate conmigo! ¡Por favor!—. Le insistió, dando un paso adelante para volver a acercarse al rostro de ella.
Ella literalmente podía sentir que echaba humo por los oídos de tan avergonzada que se sentía en ese momento. Pero no se comparaba con el potente calor que emanaba Kyojuro, de pura pasión.
En vez de tartamudear y agobiarse más por la situación, de pronto Fumiko se relajó, bajando la cabeza confundida, logrando que él también se calmara un poco.
—¿Por qué?—. Le preguntó sin verlo a los ojos. —¿Por qué quieres casarte conmigo?
Kyojuro se relajó rápidamente con la pregunta, sonriendo tiernamente. Soltando su agarre, él deslizó su mano por la quijada de la chica, tomando su barbilla dulcemente para que ella lo viera a los ojos.
Se contemplaron mutuamente por un momento, y antes que él pudiera responder, el cuervo del cazador comenzó a revolotear encima de ellos.
—¡Rengoku-sama! ¡Hay una nueva misión! ¡Al sur! ¡En un campo de cosecha!—. Anunció ruidosamente, atrayendo la atención de ambos presentes.
Kyojuro suspiró ligeramente derrotado pero sin quitar su sonrisa. Soltó a Fumiko lentamente y se dio la vuelta para obedecer a su cuervo.
—¡Volveré enseguida, Fumiko-chan!—. Le dijo mientras le daba la espalda, comenzando a caminar.
—¡Rengoku-san!—. Le llamó ella, antes que él se fuera por completo, lo que hizo que él se girara lo suficiente para verla atento. —T-tal vez... Lo consideraré...
La sonrisa de él creció, aceptando la respuesta de la chica y por fin dirigiéndose a su misión.
![](https://img.wattpad.com/cover/271708023-288-k697249.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El calor de tu sonrisa
FanfictionUna tragedia es todo lo que basta para que se conozcan y cambien sus vidas por siempre. Sé bienvenido a la historia de Nakamura Fumiko y su camino para convertirse en cazadora de demonios. Este es un loco OCxPersonaje / LectoraxPersonaje. Advierto q...