Una semana de misión, tres días inconsciente y dos días de recuperación. Casi dos semanas enteras sin saber nada de ella... Iban a ahorcarla cuando regresara.
Tal vez era una cazadora talentosa, pero era terrible para organizar sus tiempos y poder escribir cartas.
No tardó en llegar a la entrada antes de anunciarse con un poco de inseguridad. —¡He llegado!
Como era de costumbre, Senjuro llegó corriendo a abrazarla con fuerza.
—¡Fumiko-chan!—. Exclamó emocionado. —¡Estás bien!
Ella se inclinó para estar a su altura y poder recibirlo, riendo apenada con sus palabras. Sin embargo, antes de poder excusarse, se dio cuenta de golpe de toda la esencia triste que él estaba cargando en su pecho.
—Senjuro-kun, ¿qué sucedió?—. Le preguntó angustiada, separándose un poco de él en cuanto lo tomaba de los hombros y así poder ver su cara con claridad.
Él se desconcertó con lo rápido que Fumiko se había dado cuenta de su estado, pero ignoraba que su rostro también lo delataba. Sus ojos estaban un poco hinchados por haber llorado recientemente.
—¡Fumiko-chan! ¡Bienvenida!—. Saludó su mentor, llegando lentamente hacia donde estaban.
No pudo alegrarse tanto de verlo cuando notó que él también se veía un poco decaído.
—¿De qué me perdí?—. Insistió, poniéndose de pie preocupada.
El mayor de los Rengoku por su lado, se cruzó de brazos y cerró los ojos: —¡Acabo de regresar de la sede del Cuerpo de Cazadores! ¡Me han otorgado el título de Pilar de-
No logró terminar cuando ya se encontraba estrechado entre los brazos de su discípula, que había comenzado a llorar de la emoción.
—¡Kyojuro! ¡Felicidades!—. Lo apretó un poco más, riendo con orgullo. —¡Lo lograste! ¡No sabes cómo me alegra oír eso!
De lo amoroso que se había vuelto el abrazo, el mayor de los Rengoku recuperó un poco más la energía que se le había drenado.
Inevitablemente, Fumiko tuvo que separarse un poco para darle su espacio y así ella también pudiera secarse las lágrimas de sus mejillas.
Tomando un pequeño respiro, ella volvió a fruncir el ceño. —¿Qué dijo tu padre?
Tanto por esencia como por postura, ambos hermanos se tornaron incómodos y decepcionados.
"Me lo suponía", se dijo así misma con enojo.
—La verdad, no le dio gusto la noticia—. Resumió suavemente el mayor.
Ella exhaló con fuerza, irritada con lo seco y pesimista que era aquel hombre. Muchas veces le había dicho a Kyojuro que no le importaba que fuera así con ella, pero le hervía la sangre que a ellos los lastimara de esa manera. Podía tener el mejor argumento del mundo, pero eso no le daba el derecho de ser tan despiadado con la única familia que le quedaba.
Y mucho menos ser tan indiferente con una gran noticia como esa.
De pronto, el sollozo de Senjuro la sacó de sus pensamientos. Él trataba de no hacer tanto ruido, pero le era casi imposible.
—Senjuro—. Le llamó dulcemente ella mientras volvía a agacharse para darle otro abrazo, pero esta vez para reconfortarlo.
Quiso pedirle que no llorara por lo estúpido que se comportaba su padre, pero prefirió apoyarlo en silencio. Tal vez lo que menos necesitaba de ella en ese momento era escuchar decirle que el hombre era un imbécil, porque después de todo, era su padre.
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El calor de tu sonrisa
FanficUna tragedia es todo lo que basta para que se conozcan y cambien sus vidas por siempre. Sé bienvenido a la historia de Nakamura Fumiko y su camino para convertirse en cazadora de demonios. Este es un loco OCxPersonaje / LectoraxPersonaje. Advierto q...