CAPÍTULO 25.

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CAPITULO 25.

Luego de unos cuatro rounds de coger sin compasión, nos detuvimos y nos quedamos dormidos.

Yo encima de él, abrazándolo como un panda.

Y cabe aclarar que definitivamente con Gates nada es normal.

Luego de caer rendida a la cama y no tener noción del tiempo, en medio del sueño oigo voces en la casa.

Desenlazo nuestros cuerpos sin despertarlo y simplemente me colocó una sábana para cubrirme la parte de adelante.

Cuando intento dar el primer paso, me duele hasta el alma.

Bajo difícilmente las escaleras para encontrarme con Daniel y Melania mirando el desastre que hay.

- No toques la ropa, no seas asqueroso – le digo a Melania que levanta una prenda.

- Bizcocho, ¿por qué no caminas bien? – me pregunta Daniel en frente de mí.

Me llegó a voltear y me ven hasta el apellido.

- Porque me dieron como pandereta en navidad– confieso recogiendo mis calzones de la mesa que no recuerdo habermelos quitado, pero me los voy colocando.

- Aunque me lo dijeras lo habría sabido, tienes una cara de ninfómana en acción – añade Melania.

- Y toda tu casa huele a sexo – ahora dice Daniel arrugando la nariz, como si él nunca lo hubiera hecho.

Yo solo me río recordando lo bien que la pase.

- ¿Y ahí está Christian grey? – pregunta Melania y se dirige a la cocina.

- Si, está como dios lo trajo al mundo- contestó y me hace señas con las manos preguntando el tamaño-. Solo diré que parece que tuviera una tercera pierna.

Ellos se ríen traviesos, paso por un gabinete de la cocina y veo mi reflejo.

¡cielos! En verdad tengo cara de ninfómana en acción.

- Ya vuelvo – aviso mientras me dirijo hacia mi habitación.

- No te demores- dicen los dos a la vez.

Subo lentamente, abro solo un poco las piernas y un dolor no sobrehumano invade mi cuerpo.

Abro la puerta y Gates esta boca abajo, mostrando todo su tatuaje que lastimosamente tiene muchos aruñetazos.

Cuando le pregunten de que son, podría decir que marcas de batalla.

El acolchado le oculta sus nalgas y se ve tan perfecto.

Sin hacer movimientos bruscos me acuesto a su lado y le empiezo hacer cosquillas en la espalda.

Aún adormecido se da la vuelta dejándome ver esa V tan marcada que tiene, y no se hable de los abdominales.

- Deja de babear – me descubre admirándolo y me agarra de la cintura dándome la vuelta y quedando de espaldas contra su pecho.

Definitivamente la voz ronca de él, es mi debilidad.

Oculta su cara en mi cuello y me empieza a hacer cosquillas por todo mi lateral izquierdo.

- ¿Sabes que es lo malo de hacer el amor con la persona que te gusta? – pregunta en mi cuello y me estremezco.

- No se – me sale la voz débil.

- Que en vez de darte por bien servido solo una vez, te vuelves un puto adicto a esa persona-. Hace una pausa y huele mi cabello-. Adicto a su aroma, a su risa, a su sonrisa, a su pelo, a su compañía y todo lo que te enseña esa persona.

Lo Que El Destino Quiera. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora