Lo Que El Destino Quiera. [TERMINADA]

CAPÍTULO 18.

CAPÍTULO 18.

-Espérame aquí, ya vuelvo – le ordenó Gates una vez que estacionamos en frente del hospital.

-No vayas a cometer ninguna locura Alana.

-Yo nunca cometo locuras- digo inocente.

-Hablo enserio.

-Tu despreocúpate.

Me bajo del auto y me dirijo a la entrada del hospital.

-¿dónde puedo encontrar a la enfermera Karen? – le pregunto a una señora en recepción.

- Ya le informo - Avisa y se toma su tiempo buscando en su computadora-. Está haciendo ronda, cuando termine de hacerla supongo que vendrá aquí a entregar los informes, espérela.

-Gracias.

Me siento en una silla en frente de la recepción a esperar a Karen, es mi única salvación.

-¡KAREN! Mi preciada amiga – la saludo cuando por fin la veo llegar.

-¿tu qué haces aquí? ¿Estás bien?

-Claroooo, solo necesito un pequeño favor y nunca más me vuelves a ver – le ofrezco y sonrie.

-Desde que sea legal.

-Que mal, me gusta más lo ilegal – opino y sonrió pícara.

Le explicó que necesito mi expediente o lo que sea donde estén los archivos u información de mi mamá.

Ella lo pensó mucho, pero termino aceptando, por qué la soborne.

-¡vamos Karen, no te cuesta nada!

-Me puede costar mi trabajo.

-Esa es la frase de las personas que le tienen miedo al éxito.

-Como tú no trabajas.

-Si trabajo, sabes que, te doy cien dólares y me das la información.

-ciento cincuenta y trato.

-ciento veinte y trato. 

-Hecho.

-Hecho.

Me obliga a que la espere en la sala de limpieza para que no sospechen.

-Aquí tienes lo importante – me informa y saca un papelito de su bolsillo.

-Gracias – digo.

-Mi dinero.

-Acompáñame al coche y te los doy.

-Pero rápido.

Salimos del hospital y caminamos un poco hasta llegar al Jeep de Gates, que por fin lo limpio.

-¿Dónde está tu amigo bonito? – le pregunta Karen a Gates y siento un alivio.

-¿Jayden?

-Si, ese.

-¿te gustó?

-Esta bonito.

-Ustedes hablan muy rico y todo, pero nos tenemos que ir – aviso y le doy sus ciento veinte dólares.

-Fue un gusto hacer tratos contigo – añade por último y se marcha.

Me vuelvo a subir al auto y Gates me mira atónico.

-¿Qué?

-¿Qué dije de hacer locuras?

-Solo la soborne.