Capítulo 27

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C A P Í T U L O 2 7.

DANIELLE STTRAFORD.

Bajé la vista hacia el piso del teatro forrado de gamuza roja y alisé la parte de enfrente de mi falda. Mis ojos cayeron en las piernas largas de Katherine enfundadas en un pantalón de cuero negro y nos adentramos al baño del teatro.

Estábamos en el teatro donde sería la obra en la que Raúl sería el protagonista, habíamos llegado mucho antes que toda la gente, el teatro apenas estaba vacío, y ahora la gente se está amontonando mientras llegaba a tomar un asiento libre y en las primeras filas.

Aspiré una bocanada de aire y observé mi reflejo en el grande y limpio espejo del baño.

Mi cabello estaba completamente liso y sujeto en una coleta alta. A Ian le gustaba cuando me hacía coletas altas.

Mi maquillaje era bastante natural, a excepción de mis labios con un intenso color rojo pasión.

Katherine sacó su celular del bolsillo trasero de su pantalón y buscó algo en él, después, suspirando resignada volvió a guardarlo donde mismo.

Al ver su rostro de decepción supe que estaba mal por una razón, pero trató por ocultarlo mientras acomodaba las ondas de su cabello pelirrojo.

—No entiendo a Adrián —habló, y me puse un poco incómoda. Sabía que ella sentía cosas nuevas por Adrián y comenzaba a ilusionarse con él —. A veces se comporta como si fuera otra persona. Primero me habla bonito y me trata bien, y al siguiente día está ignorándome y sale con demás chicas frente a mis narices. ¿Qué hago mal para que él no sea como los demás hombres con los que salí tiempo atrás? ¿será por eso? —cuestionó, llena de inseguridad. Apoyé las palmas de mis manos en el filo del lavabo de mármol —. ¿No quiere salir conmigo solo porque ya le he dado vuelta a media preparatoria?

Quería darle una respuesta específica. Pero no sabía qué podría decirle que la tranquilizara. Ella no sabía que en un tiempo salí con Adrián y que cambió después de que nosotros dejáramos de vernos. Me sentía una mala persona y amiga por habérselo ocultado siempre. Pero la solución no era contárselo, nadie excepto Ian lo sabía, y ni siquiera sabía la verdad.

—Deberías de desgancharte de él, Katherine. No veo el caso a que sigas detrás de él si cambia de opinión cada día respecto a ti.

—¡Es que no puedo hacerlo, Danielle! —contradijo —. Cuando salimos en la primera cita se comportó tan diferente, y... después es como si tratara con otra persona. Estoy tan pendiente de lo que hace, que me estoy volviendo una loca insegura. Yo siempre había considerado ser guapa, y ahora nada de eso está quedando... ¡No sé qué diablos está pasándome! Yo no era así, yo tenía la mentalidad de nunca estar anclada a un hombre porque hombres me sobraban, y luego Adrián hace que me acompleje y me sienta fea, con kilos de más —rió histérica—. Puedo mandarlo hoy justamente a la mierda por ser como es conmigo y él le restara importancia, entonces mañana volveré a ser su estúpida rogona de siempre.

¿Qué podía decirle para animarla? Katherine desde luego era fea, mucho menos gorda. Ella olvidó que con solo una sonrisita tierna puede tener a cuantos hombres quisiera detrás de ella. Olvidó por completo su lema de no sufrir por hombres porque no era lo único que había en la tierra.

Adrián estaba consumiéndola con su indiferencia, y me enojaba tanto porque tenía claro que lo hacía solo porque ella se convirtió en mi amiga. Él no dejaría de hacerlo hasta que hablara con él, y tal vez, lo haría. Dejaría las cosas claras, estaba hartándome la manera en como se comportaba.

Quiero Odiarte ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora