Capítulo 44

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C A P Í T U L O 4 4

IAN DEATH OR DE'ATH


Esa misma noche donde todo terminó, estuve ebrio hasta las nubes. No recordaba ni siquiera cuál era mi nombre. Y no quería recordarlo.

Encendí un cigarro en mi boca y tallé mis ojos, esperando que así pudiera ver claro, pero no funcionaba. Solo me estaba bebiendo los recuerdos de Danielle, no podía pensar con claridad, pero ella seguía repitiéndose una y otra vez en mi cabeza.

Por primera vez lloré por una mujer, cuando siempre pensé que jamás lo haría. Empecé a llorar mientras tenía el cigarro en una de mis manos. Empecé a derrumbarme como nunca antes lo había hecho. Lloré como un niño al que nadie podía consolar.

Mi rostro estaba mojado por consecuencia de todas esas lágrimas que salían de mis ojos. Quería parar de llorar, porque no quería parecer débil, porque los hombres no deben llorar, pero no podía. No tenía el control para parar de hacerlo.

Sorbí mi nariz y me limpié la cara luego de un rato, tratando de tranquilizarme, respiré hondo y saqué mi celular para llamarle a Raúl, que al primer timbrazo él me contestó.


—Se terminó, Raúl —solté. Sentía un tirón dentro de mi pecho que era desgarrador —. Lo mío con Danielle se terminó. Me dejó.

La línea se quedó silenciosa durante unos segundos y verifiqué si la llamada no se había colgado, pero no, estaba escuchándome.

—¿En dónde estás? —inquirió con cierto tipo de preocupación.

Hipé.
—Estoy en un bar. Deberías venir a acompañarme.

—¿Qué bar?

—Cantibar —respondí, recordándolo —. ¿Vas a venir conmigo?

—Pues sí, no te muevas de allí. En diez minutos llegaré.

Logré escuchar una voz que no supe distinguir de quién trataba en su línea y fruncí las cejas.

—¿Vienes solo? —pregunté, porque no quería interrumpirlo si estaba acompañado.

—¿Quieres que te lleve a alguien? —cuestionó, y entendí el significado de su pregunta, y lo pensé unos segundos.

Podría responderle que sí, que me trajera a alguien, solo para desquitarme. No obstante, sabía que terminaría peor, porque entonces terminaría llorando más y contándole a cualquier mujer mi historia con Danielle.

—No quiero a nadie —murmuré.

—Bien. Ya voy en camino.

Colgué la llamada y guardé el celular. Lo que me pareció extraño fue que Raúl no me cuestionó nada, ni cómo fue ni el porqué. Supuse que eso no le importaba tanto.

Salí del cubículo donde me encontraba y tiré el cigarrillo al bote de basura. Abrí el grifo de agua y mojé mi rostro para posterioremente salir del baño. El bar no se encontraba tan repleto de gente, lo cual entendí. Apenas sería el fin de semana.

Llegué de nuevo al lugar donde estaba sentado anteriormente y pedí otro trago. La mujer que atendía la barra era muy joven, quizás hasta de mi edad, sin embargo, no le presté tanta atención. Cuando me hizo la entrega del trago que pedí lo bebí de un solo sorbo echando la cabeza hacia atrás. Ya ni siquiera sentía la lengua, la tenía entumecida, también el ardor dejó de sentirse en mi garganta.

Quiero Odiarte ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora