Quiero Odiarte ✔️

Capítulo 55

C A P Í T U L O 5 5

IAN DEATH OR DE'ATH

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Mis manos se posicionaron encima de la barandilla del puente principal de la cuidad, y miré hacia abajo, los autos pasaban con velocidad, y sentía el vértigo recorriéndome hasta las plantas de los pies.

Habían pasado dos semanas desde la muerte de Katherine. El peso en mis hombros seguía presente y la culpabilidad se arraigaba en mi sistema cada vez que su nombre aparecía en mi mente. El estrés post-tráumatico era imposible que se fuera.

—Entonces... siempre supiste que Annabelle es hija del que era tu jefe, ¿no? —cuestioné, mientras Raúl buscaba algo en los bolsillos de su pantalón.

Un sonido de afirmación escapó de su garganta y asintió. Lo observé sacar un cigarro de la cajetilla y encenderlo con el encendedor.
—Sí.

El humo del cigarro inundó mis fosas nasales tan pronto fue encendido.

—Nunca pensé que su vida sería así, me dejó como en shok.

—Bueno, es que ella no da ninguna sospecha de ser hija de un narcotraficante —comentó, exhalando el humo.

—¿Cómo lo supiste? ¿Cómo fue que te enteraste?

—Un día solo estaba en la oficina y ella entró sin permiso, y fue todo, la vi y me vió —explicó sin rodeos —. ¿Te ha preguntado el porqué trabajaba mal?

—No hemos hablado acerca de eso. He estado evitándolo.

—Si te pregunta solo cuéntale —murmuró, recargándose en el metal de la barandilla —. A Annabelle le tengo confianza.

Me quedé en silencio, sin darle ninguna respuesta y sentí la mirada de Raúl con algo de curiosidad.

—¿La llevas bien con ella? —preguntó, después de unos segundos.

—Sí.

Pareció satisfecho por mi respuesta.
—Trata de que sigan así. Ella se ve buena, no lo arruines.

No pretendía arruinarlo.

—Está enferma —conté, siendo honesto, y él frunció las cejas.

—¿Enferma de qué? ¿Gripe o algo así?

—No, Leucemia.

Raúl comenzó a toser sacando todo el humo del cigarro.

—¿Qué?

—Ella no quería que se lo dijera a nadie. Por eso salió de estudiar antes de terminar.

—¿Y... hace cuánto lo sabes?

—Hace mucho —Raúl tiró el cigarro y lo apagó con su tenis —. Desde que sucedió el problema de Katherine.

Un gesto de dolor surcó sus facciones por un segundo y lo ocultó tan pronto escuchó la mención del nombre de Katherine. Él y yo no hablábamos de lo sucedido con Katherine. Ninguno de los dos estaba preparado para hacerlo porque era como abrir la herida y más dolor entraría. Así que nunca mencionábamos el tema, tal vez nunca hablaríamos de eso.

—¿Y cómo la está llevando?

—No quiso someterse a tratamiento.

—¿Eso significa que...?

—Sabes lo que significa, Raúl.

—¿Entonces por eso estás con ella?

Meneé la cabeza. —No —contesté —. Independientemente de eso, no estoy con ella por lástima, sino porque me gusta estar con ella. Me siento... bien.