Capítulo 14

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C A P Í T U L O 1 4

IAN DEATH OR DE'ATH


Bajé el vidrio de la ventanilla del auto e inhalé con profundidad el aire fresco y húmedo que provenía de los matorrales que iba dejando atrás. La ventaja de vivir en una ciudad rodeada de distintos árboles, parques y lagos era el clima. Odiaba el calor, la temporada de verano era una de las que menos me agradaba.

Mastiqué el chicle de menta que tenía en mi boca y giré a mano izquierda, saliendo de la carretera. Raúl tiró la colilla del cigarro consumido y escupió saliva por la ventanilla de su puesto.

—¿Vas a ir a ver a Denise? —Preguntó, mirándome con el ceño fruncido.

—Sí —afirmé —. Me pidió que la fuera a ver a su casa.

—¿Y Danielle?

Me encogí de hombros y me detuve en un semáforo en rojo.
—No sé, supongo que en su casa.

Resopló y regresó la vista al frente. —No te pregunté en dónde está, idiota, sino que, ¿qué pasa con ella?

Hice una mueca de confusión.
—¿Qué tiene?

Raúl hizo un gesto de aburrimiento y cansancio.
—Pues te vas a ir a ver con Denise.

Reanudé la marcha y metí segunda. —No tengo nada con Danielle, por eso sigo viendo a Denise. Cuando tenga algo con Danielle entonces ya la cosa cambia.

Raúl empezó a reírse tachándome de sinvergüenza y su celular vibró, interrumpiéndolo. Él lo sacó para revisarlo y maldijo después de unos segundos.

—Mierda... me tocó salir en una puñetera obra en Artes —Soltó, mirando todavía la pantalla de su celular.

—¿Una obra? —repetí sin tanto interés.

—Sí, me lo acaba de decir Romina. Nadie quería ser el protagonista principal y como fui el único que faltó me tocó serlo a mí.

Me burlé de él y me dio una mala mirada. A Raúl no le gustaba salir en ese tipo de cosas porque decía que le hacían perder su valioso tiempo de a gratis.
—¿Qué obra harán?

Se pasó un mano por el cabello.
—No sé, déjame voy a preguntarle a la ricura de Romina.

Mené la cabeza y encendí la radio para no ir en silencio, pero al darme cuenta de que no había emisoras con música buena procedí a apagarla y resignarme a seguir conduciendo sin ningún tipo de ambiente.

—¡Me tocó ser Jimmy en Reencuentro! —Se quejó mi primo, frunciendo la boca con cara de «aquí huele a mierda».

—¿Reencuentro la obra donde asistes a un club nocturno y te vuelves a encontrar con la que era el amor de tu vida adolescente?

—¡Sí, esa mierda! —Aventó su celular a la guantera con frustración —. ¿No pudieron haberla cambiado? La hicieron el año antepasado y el pasado. Mugre vieja verde de Literatura que no se actualiza.

Llegué al lugar en donde dejaría a Raúl y fui reduciendo la velocidad.
—Estaré en primera fila mirando cómo actúas.

—Vaya —Exclamó sorprendido —. Gracias.

—Abucheándote y burlándome —terminé de decir y me sacó el dedo del medio.

—Dime cuándo no haces eso —Dijo, volviendo a sacar su celular de la guantera y revisando si no tenía daños.

Reí y miré el estacionamiento vacío en donde estábamos.
—¿Te dejo aquí?

Abrió la puerta del auto y salió. —Sí.

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