Capítulo 62

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C A P Í T U L O 6 2

IAN DEATH OR DE'ATH

Habían pasado ya once días después de que Danielle me puso sobre aviso de que su madre me acusó de robo en contra de la susodicha.

En mi ciudad la noticia ya se había expandido por completo, salía en las noticias de todos los días donde daban aviso de que estaba prófugo.
En la actual ciudad donde habitaba aún no se corría tanto la noticia, podía salir a la calle solo si me cubría lo suficiente para que nadie me fuera a reconocer. Sin embargo, procuraba no salir, a menos de que de tratara de algo muy importante.

Danielle no se reportó conmigo en todos esos once días, no tenía ninguna razón de ella, no tenía mensajes, ni llamadas, no sabía que le pasó. Estaba desaparecida, y me preocupaba.

La madre de Annabelle era un gran apoyo. Ella estaba dispuesta a ayudarme, estaba preparando material para exponer cuando fuera necesario. No sabía ni cómo era la manera en la que pagaría todo lo que hacía por mí, porque no tenía que ayudarme y aún así lo hacía y el padre de Annabelle también ayudaba. Su familia era un gran respaldo para mí.


Mi madre hacía lo posible por visitarme, pero le dije que no lo hiciera tan seguido, también a ella la mantenían en observación. Raúl sabía del caso, y aunque no estábamos en la misma cuidad y estábamos a kilómetros de distancia hablaba con él todos los días.

Tomé una pluma de tinta negra junto con un cuaderno que estaban disponibles en la habitación del hotel y me senté en el sofá-cama cómodamente. Era aburrido estar encerrado dentro de cuatro paredes sin poder salir a ninguna insípida parte de la cuidad.

Observé a Annabelle a través de los cristales que dividían el lujoso baño y puse atención en lo que estaba haciendo: ella aplicaba una crema en su rostro con delicadeza.

Sonreí y desvié mi mirada, dispuesto a abrir el cuaderno para hacer garabatos y entretenerme un rato, sin embargo, se me dio por hacerla de arquitecto y empecé a trazar los planos de una casa.

—¿Qué estás haciendo? —interrumpió Annabelle, haciendo que levantara la vista para mirarla salir del baño y caminar a donde estaba sentado. Su cabello rubio caía liso por sus hombros —. ¿Estás resolviendo problemas de matemáticas?

Golpeé la punta de la pluma contra la hoja del cuaderno y meneé la cabeza en negación.

—No, estaba haciendo planes para nuestra casa —respondí y ella rió sonrojada —. ¿Quieres verla?

Annabelle asintió con la cabeza y se sentó a mi lado, colocando sus piernas encima de las mías, cosa que no me molestaba en lo absoluto.

Sus uñas pasaron por mi nuca y mi piel se erizó, a lo que Annabelle sonrió y decidí señalarle los primeros trazos de la casa donde viviríamos.

—Mira: aquí será el corredor de la casa, será amplio y bastante moderno —conté, y Annabelle me escuchó atenta —. Al entrar por el corredor el siguiente salón que seguirá será la sala. La sala será bastante grande y habrá unos pequeños escalones que dividirán el pasillo a la cocina, lugar donde me vas a cocinar, por supuesto.

Soltó una risilla y asintió, estando de acuerdo.

—Y te vas a volver loco.

Sus ojos pestañaban con lentitud y la punta de su lengua lamió el labio inferior para después morderlo ligeramente. Cerré los ojos por un breve instante y me ordené concentrarme en lo que le explicaba.

Quiero Odiarte ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora