Quiero Odiarte ✔️

Capítulo 57 {Parte lll}

( T E R C E R A P A R T E )

Para conformar una
molécula de agua se requiere hidrógeno y oxígeno.

Ian Death or Death poseía hidrógeno, y Annabelle Mainworing oxígeno.

Ambos se complementaban.

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C A P Í T U L O 5 7.

IAN DEATH OR DE'ATH

Yo quería un cambio en mi vida, y aunque sé que todo empieza por uno mismo para lograr seguir el camino correcto que solo nuestra intuición sabe que merecemos y a nunca bajar los brazos, todo es posible, sólo es cuestión de luchar por nuestros objetivos. Quería cambiar mi vida, un cambio radical y notable, y lo estaba logrado, de poco a poco las cosas iban enderezándose. Las malas vibras, el odio y los rencores no eran parte de mi vida. Había dejado afuera todo eso para seguir adelante.

El  día cinco de noviembre era el cumpleaños número dieciocho de Danielle, y yo me encontraba frente a la lápida de Katherine en el cementerio. Katherine se sentía sola, y me pesa no haber podido darme cuenta de ese detalle.

Un suspiro surgió de lo más profundo de mi garganta y miré a la mujer que me abrazaba por la cintura. Ella me otorgó una pequeña sonrisa y se la devolví involuntariamente.

Dejé el ramo de flores acomodadas sobre la placa de cemento en donde se registraba el nombre de Katherine y cuando lo conseguí volví a lado de Annabelle para abrazarla y apoyarme en ella.  El viento estaba fresco, y el cielo permanecía oscuro y gris. Parecía que eran las siete u ocho de la noche, no las dos y media de la tarde.

—Ella era bastante bonita —comentó Annabelle, mirando fijamente la dedicatoria —. Le quedaba perfecto el cabello corto y color negro.

Las comisuras de mis labios se levantaron.

—Yo le decía Blanca Nieves —dije, lamiendo mis labios —. Ella lo aprovechaba para que siempre llegara a cualquier parte y gritar algo como: "¿Quiénes quieren ser uno de mis siete enanos?"

Annabelle soltó una pequeña risita y me apretó contra su cuerpo.

—Te dejaré solo —murmuró ella, soltándome —. Estaré esperándote por allá, ¿sí?

Asentí y planté un beso en la coronilla de su cabeza, para después mirarla alejarse para darme mi espacio.

Exhalé una gran bocanada de aire que se convirtió en humo blanco y metí mis manos en los bolsillos de mi sudadera negra. Aclaré mi garganta y eché mi cabeza hacia atrás, mirando el cielo, esperando poder ver el rostro de Katherine, pero lo único que conseguí ver fueron las nubes grises, sin embargo, sonreí por recordar aquellos momentos buenos que tenía con Katherine.

«—Toca el turno de Ian para darle su regalo —exclamó, tomando una caja decorada, era pequeña, aunque no tanto —. Sé que te hace falta.

Sonreí y abrí el regalo, esperaba encontrarme con algo guarro y burlesco, pero en su caso encontré una cartera de cuero, color negra.

—Porque un hombre no cambia su cartera, hasta que le regalan una nueva.»

Lamí mis labios, sintiéndolos secos de momento a otro y bajé la mirada hacia mis tenis.