Capítulo 02

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C A P Í T U L O 0 2

IAN DEATH OR DE'ATH

Volver una vez más a la misma rutina de las mañanas para asistir a la preparatoria era un verdadero fastidio. No entendía a esas personas que comentaban que la etapa de la preparatoria era la mejor. ¿Por qué decían eso? Sí, me divertía, salía a fiestas y tenía aventuras con quien yo quisiera, pero eso no lo consideraba "lo mejor". Mucho menos había conocido a ese primer amor de la adolescencia. No precisamente a todos les tenía que pasar lo mismo.

En los pasillos de la preparatoria habían nuevos y desconocidos rostros, tanto de mujeres como de hombres de nuevo ingreso. También pude ver uno que otro conocido del año anterior.

Me aclaré la garganta llegando al bloque de casilleros donde Raúl se encontraba y me echó una mirada de reojo, para después seguir en la ocupación de checar los libros que tenía dentro de su casillero perteneciente. Recargué mi espalda contra un casillero y él me dio un asentimiento de cabeza. Ayer intenté localizarlo por todos los medios posibles, pero jamás se molestó en responder mis mensajes.

—Eran cinco tipos los que me perseguían sólo porque a ti no te encontraron —solté, apretando la mandíbula —. Y aún así tú nunca me respondiste ningún mensaje.

Raúl se talló un ojo con cansancio y suspiró, harto de lo mismo. Su piel no era tan blanquecina y sensible como la mía. Él tenía una tez tostada, tirándole al tono moreno. Éramos primos, pero no había salido a los mismos genes de mi tía Rose, sino a los de su padre.

—Son Los Distintos —explicó, chasqueando la lengua, y el entendimiento me golpeó por completo. Los Distintos era una banda de los muchos barrios que había en la cuidad. Habían optado ponerse ese nombre porque se consideraban distintos a los demás, y siempre existió el odio contra Raúl —. Román está enojado por nada. Tiene rivalidad contra nosotros y ya. Ya sabes; no pueden ver que uno es mejor que ellos porque se enojan. De todos modos lo buscaré, no puede ir tras otras personas solo porque son familia o conocidos.

Desvié mi mirada a las puertas de entrada donde la atravesaban nuevos alumnos de la preparatoria y concentré mi vista en las nuevas mujeres del primer semestre para ver si había alguien que llamara mi atención.

—Y a todo esto, ¿Cómo fue que te los quitaste de encima si dejaste tu auto en otro lado? —Cuestionó, para que regresara mi atención al tema. Volteé hacía él y lo encontré frunciendo el ceño —. ¿Te escondiste?

Abrí mi boca para lanzarle una respuesta, sin embargo, no sabía ni hallaba la manera de explicarle que Danielle me ayudó. Cerré mi boca y volví a abrirla dispuesto a responderle otro cambio de tema, no obstante, una femenina voz interrumpió entre nosotros.

—Hola, Ian.

Dirigí mis ojos hacia el lugar donde provenía la voz y miré con sorpresa a Danielle. Podía sentir la mirada de Raúl en el costado de mi cara, mirándome con total confusión. Era extraño que de la noche a la mañana Danielle se acercara a saludarme.

Sonreí de lado y rasqué mi nuca. —Hola, Danielle.

—¿Cómo estás hoy? —Cuestionó, ladeando la cabeza con determinado ángulo hacía mí —. ¿Ahora no estarás metido en problemas?

Una risa ronca escapó de lo más profundo de mi garganta y mené la cabeza. —Sinceramente no lo sé, yo no soy el que busca los problemas, ellos vienen hacía mí.

Sus manos sujetaron la correa de su mochila gris que tenía el logo de una C entrelazada con otra y rió.

Le puse toda mi atención a su rostro y noté que el lunar que ella tenía en la esquina de su boca ya no era visible. Me pregunté si se lo cubría con maquillaje, pero la pregunta más importante era el porqué. A mí me gustaba como se veía en ella. Era caliente.

Quiero Odiarte ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora