Capítulo 05

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C A P Í T U L O  0 5

IAN DEATH OR DE'ATH

Sus palabras me calaron en lo más profundo de mi recóndito ser y algo dentro de mí se activó; la sangre se drenó y corrió caliente por mis venas, pero no tuve  tiempo de accionarme y golpearlo, porque Danielle se interpuso dando un paso adelante y deteniéndome.


—Deberías callarte la boca —Soltó, planteándose frente de Aarón, sorprendiéndome a mí y a todo aquel que estaba de espectador —. ¿Te sientes mucho mejor solo por venir hasta aquí a decir delante a todos en lo que su madre trabajaba? —Cuestionó ella, poniéndose altanera. Inmediatamente me puse alerta, cuidándola. ¿Por qué tenía que meterse? Aarón no conocía lo que era el respeto por la mujer, y la situación empeoraría más si se atrevía a decirle algo —. Las personas como tú me dan asco. Dan asco, ¿sabes por qué? Porque son de mentes tan cerradas e inmaduras que utilizan cosas graves para llamar la atención. Es mediocre tu forma de ver las cosas. Debería darte vergüenza por ti mismo, porque la madre de Ian es mucha mujer como para perder su valioso tiempo y meterse con mocosos como tú. Ni en tus sueños más mojados se te cumplirá algo así, así que por favor; evita la pena de ponerte en ridículo tú solo.

 


¿Quién era Aarón? Una persona insípida y equis que estaba incluido en el barrio de Los Distintos. Era fácil deducir qué era lo que quería en ese momento.


Él sonrió, tragándose las palabras de Danielle y la miró de pies a cabeza, ladeando la cabeza. Me repudiaba la manera en la que se ponía a mirarla.

—¿Es una de tus putas, Diablo?

Apreté la mandíbula y di dos pasos al frente, haciendo a Danielle a un lado, no obstante, ella volvió a retenerme colocando la palma de su mano en mi pecho para incitar a que me quedara así, al notar que tenía los pies bien clavados en el suelo su espalda se pegó a mí pecho para que no me moviera.


—¿Y si lo soy qué? —Preguntó a la defensiva —. Al que le abro las piernas es a él, no a ti. El que me tiene bajo su cuerpo es él, ¿qué importa si soy su puta?


Todos armaron un coro de burla y por la expresión de Aarón deduje que solo estaba enojándose más.

—Tiene carácter y es riquilla —Comentó, observándola con descaro —. A ver qué día me la prestas, Diablo.


Sonreí de lado y reaccioné como de un principio debí haberlo hecho: proporcioné un puñetazo con fuerza en su mandíbula y se desestabilizó. Sentí cierta satisfacción al borrarle esa estúpida sonrisa que tenía pintada en el rostro y sabía bien que ya no podría detenerme al momento que volví a atestar en él sin permitir que se recompusiera.


Un dolor se instaló a los pocos segundos en mi ojo izquierdo e hice una mueca, concentrándome en Aarón, que estaba dispuesto a arremeter y desquitarse contra mí la humillación por lo que lo hizo pasar Danielle. Aunque después de todo eso era lo que quería obtener; hacerme enojar y pelearse conmigo para probar quién de los dos ganaba, pero llevaba las de perder, no le permitía a nadie que hablaran de mi madre, tampoco que se dirigiera a Danielle como si fuera una puta que puedes usarla cuando quieras.

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