Quiero Odiarte ✔️

E S P E C I A L

ESPECIAL AÑO NUEVO 🪅

R A Ú L DEATH OR DE'ATH

Año 2017.

—Raúl ayúdame a hacer la ensalada de frutas, por favor —pidió mi mamá, metiendo una charola plateada en el horno. Formé una mueca con flojera y mi primo me miró con una sonrisa burlona.

—Nomás al más pendejo de la familia ponen a hacer la ensalada —comentó, acomodándose la cadena de plata bajo la chaqueta que llevaba puesta.

—¡Ian, esas palabras! —regañó mi tía, y entrecerré los ojos.

—Así es, tía, bien grosero conmigo siempre —me victimicé, yendo hacia la cocina, a lo que Ian se carcajeó, dejándose caer en el sillón.

—Tú no te salvas, flojo —le señala mi tía parándose frente a él —. Ve y ayúdale a Raúl a prepararla.

Desde la barra de la cocina lo vi quejarse. —Pero ama, deja que la haga él.

Mi tía le elevó las cejas y no tuvo más remedio que pararse del sillón y encaminarse a mí.

Solté una carcajada nasal, riéndome de él mientras que vaciaba los bombones y la nuez desmenuzada en el refractario.

—Ni te rías, we —murmuró, abriendo la lata de la media leche.

—¿O qué? —reté, dándole un leve empujón en el hombro.

—O le digo a mi tía que estuviste cogiendo en su sillón —inmediatamente levanté la mirada hacia mi mamá, esperando que no lo haya escuchado.

—No te creo, chismoso —chasqué la lengua, metiendo la manzana cortada sobre el recipiente.

—¡TÍA A QUE NO SABE QUÉ! —gritó —. ¡RAÚL EL OTRO DÍA...!-

—Ya, ya cállate —le hice mala cara y se rió, dejando la lata abierta sobre la barra —. ¿Qué más hago? Ya tiene toda la fruta.

—Pendejo pues nomás le echamos la crema y lo revolvemos —respondió Ian, empujándome para hacerse cargo él.

—Pues explícame we, ni que fuera chef —me encogí de hombros, mirándolo verter la crema sobre la fruta y los bombones.

—Hasta un niño de cinco años lo pudiera hacer –se quejó, revolviéndole con una cuchara —. Mira la leche como se hace.

Sonreí, malpensando. —Cómo te gusta, papi...—comenté, fingiendo una voz chillona —. Para que te chorrees y te la tragues toda.

—¡Ah...! —fingió un gemido con la voz aguda y eché la cabeza hacia atrás, carcajeándome —. Sí..., así me gusta, papasito.

Ian se rió también y me encaminé al refrigerador a sacar una botella de las cervezas que habíamos comprado, la abrí con el destapa latas y le di un largo trago, bajándola hasta la mitad. Mi primo terminó de revolver la ensalada y metió el refractario al refri, para después también tomar una de las cervezas.

Observé a mi mamá limpiarse las manos con un trapo amarillo y fui hasta la sala, tarareando la canción que sonaba desde la bocina. Me dejé caer sobre el sillón y saqué mi celular, para ver si tenía mensajes de la pelirroja.