Capítulo 04

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C A P Í T U L O   0 4

DANIELLE STTRAFORD

El día miércoles de la semana, en la última hora del horario escolar caminaba esquivando personas para llegar a las actividades matemáticas en el audiovisual de la preparatoria. Iba a tiempo, el timbre acababa de sonar y lo único que me impedía llegar con más rapidez era que el pasillo estaba repleto de estudiantes que estorbaban.


Logré salir del tumulto de estudiantes y solté un suspiro de alivio al adentrarme al pasillo del audiovisual. Empujé la puerta metálica y le brindé una sonrisa a la maestra que estaba supervisando a las demás parejas que yacían en sus lugares respectivos.



Escogí la mesa más alejada del lugar y la maestra Pierce se me acercó, en sus manos cargaba un par de hojas en blanco.

—¿Tu pareja es Ian Death or De'Ath, Danielle? —Interrogó, mirándome atenta. Asentí con la cabeza y ella dejó encima de la mesa las hojas blancas que traía —. Por el momento la actividad de hoy es sencilla. Pueden ponerse a practicar y estudiar algunas cosas por si uno no entiende algún tema. Al final tienen que entregarme las hojas con las pruebas de lo que estuvieron viendo hoy.

Acepté las hojas y se retiró. Miré las hojas blancas y las tomé, en total eran cuatro; así que las dividí en dos. Así Ian y yo tendríamos la misma cantidad.

Chequé la hora en mi teléfono celular e hice una mueca, frunciendo mis labios. ¿Por qué Ian no tenía puntualidad? La puntualidad es lo esencial.


Me resigné a esperar y para matar el tiempo mientras Ian se dignaba a llegar busqué un bolígrafo que me sirviera para anotar algunos procedimientos.

Si Ian sería mi pareja para competir lo encontraba difícil, no sabía con exactitud qué tan bueno era en la materia, pero de lo que si estaba segura era que no podría ganarme — o eso creía —.
Desde que era una niña mi padre me enseñó a manejar los números, fórmulas y procedimientos, así que dominaba todo a la perfección.
Para muchos las matemáticas son lo más odiado y difícil del mundo, sin embargo, realmente no es así, sólo debes de memorizar el procedimiento para llevar a cabo el resultado correcto. Una vez que le entiendes a los números los llegas a amar.

Cuando estudiaba en la secundaria me iba de maravilla, era la más avanzada de todas; cuando tocaba ver un tema nuevo yo ya sabía la manera en cómo se resolvía. Era la consentida, y  también la más odiada por saber absolutamente todo.


Coloqué de manera cuidadosa mis manos sobre la madera de la mesa y tamborileé mis dedos. Solo se oían los murmullos de las demás parejas conversando de distintos problemas y estructurando preguntas para verificar quién tenía la respuesta correcta.


El sonido estruendoso de la puerta metálica del audiovisual cerrándose con estrépito capturó mi atención, porque deduje que Ian acababa de llegar. Volteé a esa dirección y mis ojos se concentraron en Ian, que caminaba hacia mí sin darse la molestia de mirar a alguien más.

Él era un hombre bastante alto, aproximadamente le llegaba hasta la altura de los hombros, me sacaba demasiada diferencia y tenía que elevar mi vista para mirarlo directamente al rostro.
En la esquina de su ojo izquierdo portaba un tatuaje de una diminuta cruz, y en su cuello sobresalía otro, pero aún no podía ver completamente qué era. Tenía la obligación de esconder sus tatuajes porque sino le llamaban la atención en orientación.

Quiero Odiarte ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora