Capítulo 25

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C A P Í T U L O  2 5.

IAN DEATH OR DE'ATH

Maratón 3/3.

Entré a casa echando un suspiro y al abrir la puerta mi madre se cruzó de brazos en la ventana. Me dejaba claro que estuvo espiándome en el auto de Hope.

Aparté la mirada y pretendí seguir mi camino, pero al escuchar su voz me detuve.

—¿De nuevo con la hija del señor Grayson, Ian? —cuestionó, con voz autoritaria —. ¿Qué no salías con la hija de los Cooper?

Hice una mueca, y caminé a la cocina, ella empezó a seguirme.

—Estoy saliendo con la hija de los Cooper —dejé en claro —. Solamente que Hope quiso probar si el auto estaba funcionando bien. Sólo por eso la acompañé.

Mamá entrecerró los ojos y yo tomé una botella de agua del refrigerador.

Suspiró con cansancio.
—¿Por qué entre tantas chicas tuviste que poner el ojo en Danielle?

La miré levantando una ceja. —Creí que ella te caía bien.

—Y lo hace. Me cae bien, Ian. El problema es su madre. Conozco a su madre, no quiero que te metas en problemas por ella.

Bebí un trago de la botella de plástico y asentí. —No lo habrá, má.

—Sólo ten cuidado. Estoy lo suficiente consciente de que ya estas grande y sabes en lo que te metes —ella tomó las llaves de la casa del llavero y me intentó dar una sonrisa —. Ya tengo que irme al trabajo, después llegaré tarde.

Dejé la botella en la mesa y metí mi mano al bolsillo buscando las llaves de mi auto.

—Yo te llevo.

—No —negó, meneando la cabeza. Le fruncí el ceño —. Me iré con tu tía Rose. Pasaremos antes a hacer unos pagos que ella tiene pendientes.

—No hay problema, yo las llevo.

Estaba por darme una respuesta, pero alguien tocó la puerta de entrada. Mi mamá se apresuró a abrirla y por encima de su hombro visualicé a mi tía Rose, sonriéndole y saludando a mi mamá.

Me acerqué a la puerta y la saludé sonriéndole, no es como si fuera a abrazarla o saludarla con un beso en la mejilla, no era necesario. La veía casi a diario. Era mi segunda madre.

Ellas subieron al auto y encendí el motor, para después darle marcha.

—¿Dónde está Raúl, tía? —le cuestioné, mirándola por un instante por el espejo retrovisor. Mi tía y mi madre no eran muy distintas físicamente. Ambas parecían ser la viva clonación de Megan Fox. No bromeaba cuando las comparaba, tenían el cabello negro y brilloso, los ojos azules y las facciones delicadas junto con la piel bronceada. No aparentaban su edad. Cosa que nos causaba muchos problemas a Raúl y a mí por el pasado.

—Iba a venir hoy contigo pero dijo que vendría tal vez más tarde antes de que te ocuparas — levantó las cejas, inquiriendo algo —. Se quedó ensayando para la obra en la que saldrá. Se me hace que en cualquier momento le dará un infarto por tanto estrés donde no se aprende los diálogos.

Solté una risa al escucharla. Ya podía imaginarme cómo se encontraba Raúl que era demasiado impaciente.

—¿Cuándo será la obra? —preguntó mi madre —. Necesitamos ir y tomarle miles de fotos — mi madre dejó escapar un sonido que hacen las personas al ver a un bebé pequeño —Ya me lo imagino vestido todo como un niñito bueno — me soltó un manotazo y me volteé para mirarla extrañado —. Tú hubieras salido en una obra, Ian. Eres un amargado, nunca te gusta salir en nada.

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